Cosmopolitismo contra globalización
Dos extremos se disputan el protagonismo en un mundo crecientemente globalizado: la tendencia a que la cultura imperante -en forma de coca-cola, Internet, zapatillas Nike o vestimenta occidental- lo impregne todo, y el creciente interés de la gente sólo por lo que le es más cercano: se vota más en las elecciones locales que en ninguna otra, las minorías se aferran a sus culturas con televisiones, radios o periódicos que resaltan sus peculiaridades, crecen los nacionalismos... Esta dicotomía fue ayer analizada en el Círculo de Debates, una iniciativa conjunta del Grupo PRISA y el Círculo de Bellas Artes, con la colaboración de la Embajada Británica en España. El Círculo de Debates invitó a David Held, catedrático de Políticas de la London School of Economics y experto en el fenómeno conocido como globalización, a pronunciar una conferencia que abriera la discusión. En el debate posterior participaron conocidas figuras de la política y la vida académica.En su conferencia Culturas nacionales y globalización cultural, Held argumentó que los Estados son una de las primeras víctimas de la globalización. El poder de los Estados para marcar la agenda cultural, para controlar los sentimientos de identidad nacional o para controlar a sus ciudadanos queda muy disminuido con la globalización.
"Los Estados están encorsetados. En cada vez más asuntos son quienes acatan las decisiones, no quienes las toman". Esto, defendió Held, supone que "ha habido un cambio del Gobierno único al Gobierno multicapas"; unas capas que van del creciente poder local a los Gobiernos supranacionales, como la Unión Europea, y pasa también por los controles que los Estados asumen, por ejemplo, para garantizar el respeto a los derechos humanos.
No es un cambio sin riesgos, aseguró. "El cambio del Gobierno único al Gobierno compartido, de la economía nacional a la global, es inestable y puede dar lugar a una reacción feroz". El crecimiento de los nacionalismos es sólo un ejemplo.
La solución propuesta por Held para limar las tensiones que genera éste y otros aspectos de la globalización es el "cosmopolitismo". Esto, dijo, significa "reconocer los vínculos entre las distintas culturas que, cada vez más, conviven dentro de cada país, celebrar las diferencias y aprender a razonar desde el punto de vista del otro". El cosmopolitismo se resume así en "tolerancia".
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