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El impasible "míster Romeu"

Xosé Hermida

Oubiña ni se inmutó cuando lo rodearon 12 policías armados en el vestíbulo del hotel de la isla griega donde se alojaba

El enigma del tercer hombre

ENVIADO ESPECIALLa placidez del lujoso hotel a orillas del mar Egeo donde se alojaba Laureano Oubiña se interrumpió bruscamente a las 22.30 horas del pasado domingo. El presunto capo gallego estaba sentado en el salón del pequeño vestíbulo junto a su hijastro David Pérez Lago y otra persona cuya identidad no ha sido revelada. Algunos clientes tomaban sus consumiciones en la cafetería contigua, situada en el mismo espacio del vestíbulo, sin tabiques de separación. Y, de repente, el lugar se convirtió en un caos de gritos y pistolas.

Una docena de policías irrumpió en el hotel exhibiendo sus armas reglamentarias y rodeó al grupo de Oubiña. Lo que más extrañó a los empleados del establecimiento fue la reacción de "míster Romeu", como le conocía allí todo el mundo: se quedó impasible y no dijo ni una palabra. Quien sí alzó la voz, según los empleados del hotel, fue la persona que acompañaba a Oubiña y a su hijastro y que también se vio rodeado por la policía. "¿Por qué me detenéis a mí?", les gritó en inglés.

La identidad del acompañante del presunto capo gallego se ha convertido en un enigma, sobre todo por la insistencia de la policía griega en negar que Oubiña y Pérez Lago estuviesen acompañados. Los empleados del hotel aseguran que una hora antes de las detenciones llegó un hombre que se sentó con el supuesto narco y su hijastro. Durante ese lapso de tiempo, según uno de los camareros, la voz cantante de la conversación la llevó el recién llegado. "Podía ser italiano, porque hablaban en ese idioma", explicó el encargado del bar. Según esta misma fuente, la policía abandonó el hotel llevándose a los tres.La versión de la policía griega difiere de la anterior en aspectos sustanciales. "La que gritó fue la recepcionista, que se asustó al ver las pistolas", aseguró un responsable de la brigada de narcóticos de Grecia, que coordinó la operación. Este portavoz insistió en que los agentes sólo se llevaron a Oubiña y a su hijastro, ya que no había nadie más en el grupo. La policía asegura que tenía rodeado el hotel desde dos horas antes y que decidió irrumpir en el vestíbulo porque temió que Oubiña fuese a salir. Durante ese tiempo, según la versión oficial, el presunto capo gallego habló con cinco personas distintas, todos clientes del hotel y de nacionalidad turca y albanesa.

El refugio de Oubiña es un discreto y bonito hotel a las afueras de Halkida, una ciudad de 80.000 habitantes capital de la isla de Eubea, separada de la Península Helénica por un estrecho de apenas 500 metros de mar sobre el que se ha construido un puente colgante que permite acceder en coche. Desde Atenas, situada a unos 80 kilómetros, el viaje es de poco más de una hora. Antes de su detención, Oubiña sólo llevaba una semana hospedado allí, pero había pasado otra temporada durante el verano de este mismo año, cuando ya era un prófugo de la justicia española, lo que parece corroborar la versión de que su estancia en Grecia ha sido prolongada. Los contactos de Oubiña con narcotraficantes de ese país vienen de antiguo e incluso salieron a relucir en el proceso del caso Nécora.

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Según los empleados del hotel, el hijastro de Oubiña llegó cuatro días antes de su detención. La policía griega, en todo caso, cree que ya llevaba unos 10 días en el país y asegura que él no fue la pista que les condujo al supuesto capo. Según los responsables de la brigada de narcóticos, el ingreso en el país les pasó inadvertido porque Pérez Lago usó una identidad falsa para pasar el control de aduanas, aunque luego en el hotel se inscribió con su nombre y en el momento de ser arrestado portaba su carné de identidad verdadero. El propio Oubiña indicó a este periódico que no cree que su hijastro fuese seguido porque entró en Grecia "medio camuflado".

Quien sí llevaba documentación falsa (un DNI y no un pasaporte como dijo en principio la policía griega) fue el propio Oubiña. Por ese delito le fue impuesta una multa de un millón de dracmas (medio millón de pesetas) que ayer pagó su abogado Manuel Pérez Lorenzo. Así, el presunto capo arousano, que ha aceptado ya la extradición sin procedimiento formal prevista en el Acuerdo de Schengen, no tiene ninguna causa pendiente en Grecia y podría ser devuelto a España en un par de semanas.

La fiscalía pide la extradición

La fiscalía antidroga propuso ayer formalmente que la Audiencia Nacional inste al Gobierno a que reclame a Grecia la extradición de Laureano Oubiña por tres causas. Además de una condena de cuatro años y cuatro meses y un juicio por un alijo de 6.000 kilos de hachís, está imputado en el sumario de la Operación Ocaso, de la que huyó el narcotraficante el 1 de octubre de 1999. Relata el fiscal que Oubiña ordenó a tres de sus hombres viajar en septiembre de ese año a Senegal para trasladar desde allí el Regina Maris a Cabo Verde para ser reparado.También por orden de Oubiña, según el fiscal, otros imputados alquilaron naves para ocultar la droga en Asturias y Galicia y compraron embarcaciones para transportar hasta la costa los 12.500 kilos de hachís que llevaría el buque. Costan asimismo en el escrito las reuniones de Oubiña para planificar el desembarco y las conversaciones telefónicas que mantuvo con tres marroquíes para la entrega de la droga, que se llevó al Regina Maris el 30 de septiembre con seis embarcaciones. Al día siguiente fue interceptado.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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