De alumno a verdugo
Shírov, el legítimo retador
Los hechos indican que Vladímir Krámnik no sería el campeón del mundo oficioso desde ayer sin la contribución de Gari Kaspárov. Éste fue su maestro en la escuela especial para jóvenes talentos dirigida en Moscú por el patriarca del ajedrez Mijaíl Botvínik. Y le contrató como analista durante el duelo contra el indio Viswanathan Anand (Nueva York, 1995). El joven Krámnik reconoció entonces que la experiencia había sido "valiosísima" para él. Y tanto: poco después compartió durante seis meses con Kaspárov el primer puesto de la lista mundial.Además, Kaspárov presionó con fuerza a las autoridades deportivas rusas en 1992 para que Krámnik, casi desconocido en el ámbito internacional en ese momento, fuese incluido en el primer equipo que disputaba la Olimpiada de ajedrez, en Manila, bajo el nombre de Rusia, tras la desaparición de la Unión Soviética. Krámnik, quien sólo tenía 16 años, ganó la medalla de oro individual y contribuyó decisivamente al triunfo de su selección. Un par de años después, Kaspárov pronosticó: "De las jóvenes estrellas, Krámnik es quien más posibilidades tiene de sucederme".
La colaboración de la víctima con el verdugo no termina ahí: de acuerdo con las normas dictadas por el propio Kaspárov cuando, en enero de 1998, fundó el Consejo Mundial de Ajedrez (WCC) para seguir la guerra contra la Federación Internacional (FIDE), el legítimo retador de Kaspárov era el español Alexéi Shírov, vencedor de Krámnik en el Torneo de Candidatos de la WCC, disputado en la localidad de Cazorla (Jaén) unos meses después. Pero, ante las dificultades para lograr un patrocinador, Kaspárov se olvidó de Shírov y empezó a buscar dinero para poner en juego su título frente al indio Anand. Fue éste quien recibió la primera oferta de la empresa Brain Games hace seis meses. Pero la rechazó porque, según él, las garantías bancarias de los premios no eran fiables.Así le llegó la oportunidad a Krámnik, quien la ha aprovechado a conciencia en este duelo disputado en Londres: "El principal mérito de Vladímir es su extraordinaria profesionalidad en el entrenamiento. Ha sido muy criticado por su estilo conservador, pero aquí se ha ganado a pulso la victoria", resumió ayer el español Miguel Illescas, su amigo y analista.
Krámnik ha logrado sacar a Kaspárov de las posiciones que mejor le van, llevando la lucha a un terreno en el que la agresividad del Ogro de Bakú y su constante trabajo con las computadoras servían de bien poco. Y, sin duda, ha trabajado a destajo. Un periodista le preguntó ayer, cuando se marchaba a celebrar el triunfo: "¿Puede decirme la fecha de hoy?". Y el verdugo de Kaspárov contestó: "No lo sé. Tenía cosas más importantes de las que ocuparme".
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