Kiko Veneno, artista popular

Si en nuestro país hay un artista al que cabe describir con propiedad utilizando el término popular, éste es sin duda Kiko Veneno. Y al hablar de popular no cabe sólo referirse al hecho de que sea muy conocido por el público, que lo es, sino más bien a la característica de explicar como pocos historias cotidianas propias de la calle expresadas en un lenguaje comprensible y apto para todos los oídos. En este sentido es en el que Kiko Veneno resulta popular en el sentido más estricto del término, ya que él hace música de la calle comprensible por todos aquellos que viven en la calle. Lo hizo ya en Veneno, un disco en el que Kiko urdía complicidades con los hermanos Amador y mostraba en la portada una buena pastilla del chocolate que no se hace en Suiza sino en Marruecos. Kiko, un catalán nacido en Figueres pero hecho andaluz en Sevilla, ha continuado después por ese mismo camino y, tomando fuerza y ejemplo de Dylan, mantuvo en los ochenta un pulso con la popularidad que siempre perdió. Fueron, ya en los noventa, discos como Échate un cantecito o Está muy bien eso del cariño los que hicieron que ganase este pulso con la fama, que ya en nuestros días ha retomado con La familia Pollo. Este disco, el que hoy presenta en el Palau de la Música (22.00) , es otra muestra de cómo la música y el gracejo popular de nuestro país casan a las mil maravillas con el pop-rock. Y no tomando la forma de flamenco-rock al uso.-