El 'caso Bosman bis'

La Comisión Europea considera exagerados los temores del mundo del fútbol ante los efectos que se derivarán de la reforma del sistema de traspasos. Bruselas recuerda al respecto que en el pasado ya se realizaron otras modificaciones de gran calado en las normas internas de la FIFA, como las que desencadenaron la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE en 1995 a favor del jugador belga Jean-Marc Bosman. Entonces se reconoció a los deportistas el derecho de poder circular libremente por la UE como trabajadores cuando concluyeran sus contratos. Con la reforma de las reglas de traspasos que defiende la Comisión Europea se quiere conseguir que se aplique este principio a los jugadores de fútbol con contrato en vigor. Es la continuación del caso Bosman, como señalan fuentes comunitarias. En paralelo están los problemas de los conocidos como comunitarios B. La Corte europea está tratando la denuncia del futbolista húngaro Tibor Valgo, jugador del Royal Charleroi Sporting Club. En Bruselas se conoce ya este caso como Bosman bis.

Los clubes europeos ya no pueden reclamar una indemnización de traspaso por los jugadores cuando su contrato ha expirado. Esta disposición no es aplicable a los futbolistas de terceros países. Por eso, la FIFA insiste en que el antiguo club puede exigir una compensación por promoción o formación. El club belga pide 5 millones de francos belgas (20 millones de pesetas) por el traspaso, lo que pone en dificultad su reclutamiento por otros equipos europeos que se han interesado por él.

Los acuerdos de asociación firmados por la UE con países como Hungría, candidato a la adhesión, prevén que los trabajadores de dichos países con contratos legales no pueden ser discriminados por criterios de nacionalidad cuando se trata de condiciones de trabajo. "Han de ser tratados en las mismas condiciones de trabajo, salario y despido", explicó una fuente comunitaria. El problema al que se enfrenta ahora Tibor Valgo es que su contrato ha expirado y que no puede buscar un nuevo trabajo. "Me siento prisionero", declaró.

El jugador húngaro decidió en julio de 1998 presentar una denuncia ante el Tribunal de Justicia en Luxemburgo para que se pronuncie sobre si el sistema de indemnizaciones de transferencias de la FIFA es compatible con la legislación comunitaria. La misma pregunta se planteó en 1995 con el caso Bosman, pero no hubo respuesta. Si la FIFA no cambia sus reglas tendrá que someterse a la decisión de la Corte.