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Tarea de chinos

Un ejército de seis millones de personas emprenderá esta semana la titánica tarea de contar cuántos habitantes tiene China, un país donde existen millones de nacimientos no registrados por temor a los castigos fijados por la estricta política de control de la natalidad.Con un presupuesto de 60 millones de dólares estadounidenses (unos 12.000 millones de pesetas), cinco millones de trabajadores y un millón de inspectores especialmente seleccionados por la Oficina del Censo empezarán el próximo miércoles a elaborar el quinto censo de población de China, que sustituirá al último recuento, de hace más de una década.

Los funcionarios dispondrán de 10 días para recorrer el país hasta su último rincón y visitar 350 millones de viviendas para incluir en el nuevo censo tanto a esos habitantes que "oficialmente" ya existen como también a todos los que "no deberían existir", según la ley, y escapan a los controles gubernamentales rutinarios.

Los expertos estiman que con este nuevo censo podrían "salir a la luz" unos 30 millones de personas aún no registradas, lo que elevaría a 1.290 millones la población de China. Cada año nacen en el gigante asiático 20 millones de niños, dicen las estadísticas oficiales, pero la cifra real podría rondar los 25 millones de nacimientos, pues muchos no se registran por el castigo de la política de natalidad, que ofrece educación y sanidad gratuitas a quienes acepten el límite de "un hijo por pareja" y castiga a quienes se lo salten.

Según la ley, cada pareja urbana puede tener un solo hijo, cifra que se eleva a dos para las zonas rurales y algunas minorías étnicas, e incluso a tres en el caso de que ambos padres pertenezcan a grupos étnicos específicos con escasa población en el país.

Las penas por no seguir la política oficial van desde una multa o fuertes impuestos hasta la pérdida del puesto de trabajo, la esterilización forzosa e incluso la cárcel. Sin embargo, en China, tener varios hijos es cuestión de dinero, ya que no es difícil eludir el cerco oficial mediante el soborno de los responsables de la política de natalidad y la financiación de la educación y sanidad de modo privado.

"Mantener a un niño desde su nacimiento hasta los 18 años cuesta unos 200.000 yuanes ", según estimaciones de la revista Ciencia de la Población en China, algo que sólo puede permitirse una pequeña minoría de ricos, y no la gran población, cuyos ingresos anuales rondan los 500 dólares (unas 100.000 pesetas).

El verdadero problema de la población china no son los ricos, sino los campesinos, que carecen de un puesto de trabajo que puedan perder y a menudo confían en un amplio número de hijos para garantizar la supervivencia del linaje familiar y su manutención una vez sean ancianos.

Según expertos independientes, en las zonas rurales, la tasa de natalidad supera los 2,3 hijos por familia, y en algunos lugares puede llegar a cuatro o cinco, mientras que en las urbes la mayoría de las parejas respeta la política de un hijo por familia.

Con este nuevo censo, Pekín registrará por primera vez a aquellos niños cuyos padres han violado la normativa de planificación familiar, lo que le permitirá evaluar el éxito de la política de contención de la natalidad y trazar las líneas de actuación para una posible reforma. "Esto no significa en absoluto que se vaya a abolir la política de planificación familiar", declaró Liu Changsong, subdirector del departamento gubernamental responsable del quinto censo nacional. China ya ha anunciado que estudiará la reforma de esta política de natalidad para evitar el esquema de pirámide poblacional invertida, en el que un nieto único tendrá que mantener, en el futuro, a dos padres y a cuatro abuelos.

De hecho, las autoridades ya permiten a las parejas formadas por dos hijos únicos tener más de un descendiente, aunque la ley todavía no ha incorporado esta medida.

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