Arenas exige a Pujol que dialogue con Alberto Fernández porque "las cosas han cambiado"
El PP arrolla a la oposición interna y sitúa a Dolors Montserrat como líder en Barcelona
El secretario general del PP, Javier Arenas, lanzó ayer su enésimo aviso para navegantes: "Los nacionalismos, en Cataluña, deben entender que las cosas han cambiado y que ahora el PP es decisivo", afirmó. Sin citarlo, el secretario general del PP emplazó al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, a "dialogar día a día" con la organización que encabeza Alberto Fernández Díaz y le recordó que el PP adoptó el compromiso de frenar los "excesos del nacionalismo". Arenas cerró el congreso del PP de Barcelona, en el que el aparato barrió a la oposición interna.
Pocas veces sucede que un partido suspende temporalmente un congreso porque su presidente in péctore, la persona que debe realizar el discurso principal, está ausente. Sucedió ayer: el PP tuvo que suspender durante casi un cuarto de hora su cónclave a la espera de la llegada de Dolors Montserrat, la nueva presidenta provincial del partido, que se encontraba en la boda de su hijo. Fue el broche final a un congreso cuya preparación ha tenido visos surrealistas y que finalmente se clausuró bajo el clamor de la unanimidad formal, con una sola candidatura, pero con un importante voto de castigo, cercano al 30% de los compromisarios.La estructura provincial de Barcelona reúne a casi el 70% de los militantes del PP de Cataluña y se había convertido en un auténtico embrollo para la dirección. El líder regional, Alberto Fernández Díaz, defendió inicialmente que Xavier García Albiol relevara a Antonio Ainoza como presidente, pero a instancias de la dirección nacional cambió de opción y respaldó a Dolors Montserrat. García Albiol ocupará la vicesecretaría general de organización en lugar de Carlos Nieto, elegido hace apenas un mes, quien se convertirá en el número dos de Montserrat.
La dirección del PP se esforzó hasta el último momento para que hubiera una lista única en el congreso de Barcelona y presionó con éxito a tres de los precandidatos que habían recogido avales -Xavier García Albiol, Jordi Cornet y Ramon Riera- para que se integraran en la lista oficial, encabezada por Montserrat. Al mismo tiempo, la cúpula removió cielo y tierra para que Oleart, el candidato más crítico, no obtuviera los 250 avales necesarios para subir a la tribuna. El aparato del partido tuvo éxito en ambos objetivos, aunque la lista única recibió un fuerte voto de castigo: sólo el 72% de los 979 votos emitidos respaldaron la candidatura de Montserrat.
Del consenso quedó exento Oleart, quien ayer reiteró su intención de impugnar el congreso al considerar que se han vulnerado los estatutos. Éstos establecen que un compromisario puede ser candidato si reúne 50 avales. La comisión organizadora, no obstante, fijó en 250 avales el número mínimo para presentarse a la presidencia.
El salto de 50 a 250 avales no es baladí. Hace cuatro años, el candidato vidalquadrista José Ramón Tobía presentó únicamente 50 avales y recogió en cambio el respaldo de casi el 40% del cónclave. Avalar a un candidato implica respaldarlo públicamente, mientras que el voto es secreto y, por tanto, no exige dar la cara.
Javier Arenas, emplazó al partido a mejorar sustancialmente su estructura en Barcelona. Lo hizo con delicadeza, recordando que en las pasadas generales el PP, bajo el impulso de Josep Piqué, subió notablemente en esta circunscripción. Pero subrayó los grandes déficit que la formación tiene "en implantación, en el trabajo sectorial, en el debate interno y en la escasa presencia del PP en los consistorios catalanes". Arenas fue muy amable con Alberto Fernández Díaz, quien en el último congreso regional, celebrado el pasado septiembre, fue dejado de lado por el presidente del PP, José María Aznar, en favor de Piqué.
Arenas recordó que el PP desea colaborar con CiU en el Congreso, pero a partir del propio programa. "Espero que el nacionalismo entienda que vamos a cumplir nuestro programa electoral porque para eso nos han votado", subrayó.
Los compromisarios tributaron un prolongado y caluroso aplauso a la memoria de José Luis Ruiz Casado, el concejal del PP en Sant Adrià de Besòs asesinado recientemente por ETA.
Lacalle no presidió
El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández Díaz, presidió ayer el congreso provincial del PP de Barcelona, que se celebró en Sitges (Garraf). Esto, no obstante, no figuraba en el guión. La presidencia tenía que haber sido ocupada por el delegado del Estado en el Consorcio de la Zona Franca, Enrique Lacalle.Los organizadores cambiaron las previsiones al trascender que Lacalle está imputado en una causa penal por supuesta apropiación indebida, falsedad y delitos societarios que se sigue en un juzgado de Tenerife (véase EL PAÍS de ayer). Cuando el congreso se constituyó, los miembros de la Mesa pudieron leer la siguiente inscripción: "Enrique Lacalle, president". El cartel fue retirado sigilosamente.
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