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Decenas de empleados de Sintel se encierran en la catedral de la Almudena

Unos cincuenta trabajadores de Sintel se encerraron ayer pacíficamente en la catedral de la Almudena para exigir que la empresa abone las cuatro nóminas que adeuda a más de 2.000 empleados. "No nos iremos de aquí hasta que la empresa liquide los sueldos y el Gobierno central convoque a las partes a una mesa de negociaciones para definir nuestro futuro, que es incierto", advirtió Adolfo Jiménez, responsable de CC OO en Sintel.

Según Jiménez, la empresa Sintel, que realiza tareas de instalación y mantenimiento de redes telefónicas en toda España, comenzó con problemas financieros tras ser vendida por Telefónica a Mastec en 1996."Sintel siguió trabajando para Telefónica, pero esta compañía dejó de pagar y nos sumergió en la actual crisis que vivimos", señaló Jiménez. Y agregó: "Oficialmente se calcula que la operadora debe 4.580 millones de pesetas, pero para nosotros es mucho más. Hasta que Telefónica no pague, no cobraremos un duro", vaticinó.

El dirigente sindicalista recordó que en los últimos meses han realizado numerosas manifestaciones y movilizaciones para reclamar que paguen lo adeudado a los trabajadores. "Ni el Gobierno ni la empresa nos ha escuchado nunca, por eso no hemos tenido otra alternativa que encerrarnos en la Almudena y esperar a que la empresa cumpla de una vez con el pago de las nóminas de los últimos cuatro meses. Si no lo hacen, nos sacarán de aquí a la rastra", adelantó el portavoz de los encerrados.

Este dirigente sindical advirtió de que si no se llega pronto a una solución, "las cosas se podrían complicar aún más". Asimismo, adelantó que unos 3.000 trabajadores de Sintel harán una acampada el próximo jueves en Madrid. "Acudiremos a los restaurantes con nuestros recibos de sueldo para que nos den de comer, porque nuestras familias están desesperadas y no pueden esperar más".

La situación en los aledaños de la Almudena se puso tensa en la mañana de ayer, cuando 800 trabajadores de Sintel se congregaron frente a la catedral y decidieron que un grupo de ellos la ocupase. "Pronto se presentó en la zona un grupo de policías para contener a la multitud y casi llegan a cargar contra nosotros, pese a que nunca llegamos a cortar el tráfico", relató Jiménez. "La policía desistió de cargar al ver que llegaban los medios de comunicación. Al final, todo terminó en gritos y empujones: nos salvó la prensa", narró Jiménez.

La calma volvió al lugar por la tarde. Sólo quedaron algunos trabajadores con pancartas en la acera y cerca de medio centenar en el vestíbulo de la catedral. La situación se tornó atípica cuando numerosos turistas, en lugar de fotografiar la catedral, comenzaron a fotografiar a los manifestantes.

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Los responsables de la catedral, en vista del encierro, facilitaron a los trabajadores un lugar del templo provisto de baños. Una vez dentro del templo, los encerrados, decididos en su lucha, pidieron una reunión con la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, para que explique qué medidas se han adoptado sobre Sintel y qué solución estudia el Gobierno para sus trabajadores.

"Sólo levantaremos el encierro si la ministra firma un acta de acuerdo donde se fije una fecha para el pago de la deuda", afirmó el representante sindical de los empleados.

Las reivindicaciones no terminan ahí: Jiménez también reclamó la creación de una mesa de negociación en la que se sienten los representantes de los sindicatos, el Gobierno y Sintel, con el objetivo, dijo, "de esclarecer la propiedad de la empresa, pues no tenemos interlocutores y queremos saber cuál será el futuro de las 6.000 familias que dependen de la empresa".

Más información en la página 82

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