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FÚTBOL Liga de Campeones

La sombra del cuarto fracaso europeo

El Barça lleva ya tres años pasándolo muy mal en Europa. La etapa de Louis Van Gaal resultó nefasta en la Liga de Campeones. Los sucesivos revolcones sufridos ante el Dinamo Kiev y el Newcastle en 1998; el Manchester United y el Bayern Múnich en 1999 o el Valencia el año pasado precipitaron la salida del técnico holandés y también la del presidente Josep Lluís Núñez.Este año, con Llorenç Serra Ferrer, las cosas no han ido, hasta ahora, mucho mejor. Su mal inicio, sus derrotas ante el Besiktas (3-0) y el Milan (0-2), obligan al Barça a apretar el acelerador. Sino perentoria sí le resulta muy necesaria la victoria hoy en San Siro y el empate es prácticamente lo mínimo que le exigen las matemáticas. Los números son todavía hipotéticos puesto que restarán dos jornadas para que finalice esta primera fase de octavos de final pero si el Barça perdiera hoy y el Leeds consiguiera ganar en el campo del Besiktas, el Milan y los ingleses se situarían con nueve puntos en una inmejorable posición para clasificarse. Todo lo contrario de lo que le sucedería al Barça que sumaría tres puntos y, aún ganando los dos encuentros que le quedan frente al Leeds (24 de octubre) y frente al Besiktas (8 de noviembre), dependería ya de los resultados de sus rivales, máxime teniendo en cuenta que en la última jornada el Milan recibe al Leeds y un empate podría ser suficiente para ambos.

El presidente del Barça, Joan Gaspart, con motivo de su primera visita como máximo dirigente del club a Milán, escribió ayer una carta abierta a la afición rossonera en la que se ponen de manifiesto los vínculos de unión entre ambas entidades. Mientras, los periodistas que se acercaron a Milanello sometieron a un tercer grado al técnico del equipo italiano, Zaccheroni, en torno al mal partido del domingo en Bolonia: por qué sentó a Bierhoff, si las rotaciones no desorientan al equipo, o cuándo se impone jugar con un quinto centrocampista o un tercer delantero. Y el entrenador, además de responder a todo ello, estuvo locuaz con el Barça, al que retrató con un par de intervenciones, después de que Costacurta dijera al parecer que el Barcelona es un equipo presuntuoso. "A veces da la sensación de que el Barcelona se mira al espejo cuando juega, porque se recrea, toca y toca, triangula, y Serra Ferrer hace bien en respetar esa calidad ofensiva, porque es un equipo creado para atacar", argumentó. "No me sorprendió que ganara 0-6 en San Sebastián, porque tiene un nivel técnico muy alto", prosiguió. "Más que de calidad, el problema del Barça es de cabeza. En el campo internacional, por ejemplo, ha recogido menos trofeos de lo que se le suponían por su potencial".

Frente a la capacidad imaginativa azulgrana, Zaccheroni impodrá la calidad aniquiladora del Milan. "Al Barcelona no hay que dejarle espacios", apuntó, al tiempo que recordaba que en el fútbol italiano se impone negarle el juego al rival. "En el calcio no se improvisa nada. Un jugador no puede parar la pelota, bajarla y pasarla sino que cuando la recibe ya debe saber dónde están sus compañeros", una explicación que evocó aquella de Cruyff según la cual en Holanda el fútbol se juega en todo el campo; en España, con medio basta; y en Italia, alcanza con un cuarto.

"No espero grandes diferencias con el partido de ida", acabó el entrenador del Milan, y quizá por ello mantiene la misma duda que en el Camp Nou: "Jugar con tres puntas o con dos puntas y medio". Puede actuar Boban, que reapareció en Bolonia, o José Mari. "Saldemos a ganar, aunque si hay que esperar, esperaremos", proclamó el ex atlético. "No aguardamos un Barça tan bueno como el de Anoeta ni tan malo como el que vimos en el Camp Nou".

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