Gardela confiesa que realizó el filme por su fascinación por lo musulmán

En 1996, Isabel Gardela realizó el último de los cinco episodios de la película El domini dels sentits, el dedicado al olfato. Algo debió de quedarle de aquellas sensaciones olfativas porque en Tomándote, su primer largometraje, engarza a los dos protagonistas de la historia con un lazo de olores. La historia de amor entre una escritora catalana y un vendedor de flores hindú le sirve para construir una parábola sobre las relaciones entre el mundo cristiano y el islámico. "He conocido, como la protagonista de mi película, musulmanes y me ha parecido gente fascinante", confiesa Gardela, para quien su opera prima es "un alegato contra el racismo que surge de la ignorancia del desconocimiento de otras culturas". El problema del racismo no se presenta aquí sino "como un subtexto que se intuye en una relación condenada al fracaso por la distancia que separa a las sociedades en las que han crecido sus protagonistas".La directora catalana acudió ayer a los cines Martí para presentar su película y palpar la acogida que le brindaba el público valenciano, acompañada de las actrices Mónica Van Campen, Núria Prims y Olalla Moreno. Prims, que protagoniza el papel más extenso de su carrera, se mostró "sorprendida al verla por la cantidad de cámara que chupo; es una sensación extraña que me hace sentir muy responsable del resultado final del filme".

Con un presupuesto de 92 millones de pesetas ("a millón el minuto", ironiza su productor Carles Benpar), Tomándote cuenta con la presencia de rostros famosos en pequeños papeles. "No recurrí a ellos para dar más gancho comercial a la película", reconoce Gardela, "sino porque creo que eran personas que se adaptaban perfectamente al personaje que había escrito". Una de ellas, la escritora Lucía Etxeberría, interpreta a una periodista impertinente que desvela las conexiones sexuales de la concesión de un premio literario, un papel que, según su directora, es "una pequeña venganza a las críticas que recibió".