El sector oficial de IU supera con apuros el primer asalto, tras un tímido apoyo a la gestión de Romero
La asamblea aprueba el informe político del coordinador saliente con un 57,8% de los votos
El sector oficialista de la 13ª asamblea de Izquierda Unida superó ayer muy apuradamente el primer trámite del proceso que dará paso a la nueva dirección. El informe político del coordinador saliente, Antonio Romero, concitó el 57,8% de los votos de los presentes en el plenario, frente a un 27,1% de noes y un 15% de abstenciones, la postura que consignó la candidatura crítica de Concha Caballero. El cónclave se inició con un conflicto, que retrasó su constitución, al perder los críticos cuatro delegados por Almería, según el dictamen que emitió la comisión de credenciales.
Tal y como estaba previsto, la 13ª asamblea de IU se inauguró con un conflicto, fiel reflejo del proceso convulsivo de los prolegómenos. Cuatro delegados de Almería, pertenecientes a la candidatura crítica, perdieron su condición al resolver la comisión de credenciales que esos puestos correspondían a la opción de Diego Valderas, ya que se había usado un censo renovado y no el de la asamblea anterior, como se acordó genéricamente. La ventaja de 18 frente a 10 que llevaba la delegación almeriense se convirtió en un igualitario 14 y 14. Algunos partidarios de Caballero sugirieron abandonar la asamblea, pero la propia candidata logró cortar el conato de plante y calmar los ánimos.Las primera jornada del reñido congreso se consumió prácticamente en valorar el informe político de Antonio Romero, que había sido ya refrendado por el Consejo Andaluz en su última reunión, el pasado martes. El coordinador saliente, que fue aplaudido por los suyos en varias ocasiones, hizo un resumen de los postulados que han venido desgranando distintos dirigentes y asumió su responsabilidad en el declive de la organización, aunque dejó claro que los fallos son también colectivos: "Si se huye de compartir los errores (...) se pierde la credibilidad para construir el futuro desde la coherencia y desde el reconocimiento del pasado".
Romero repasó la coyuntura mundial y española, sus indicadores económicos, la gestión del Gobierno autonómico de socialistas y PA e inclusó trazó las lineas de lo que debe hacer IU en los próximos años. El debate por asambleas provinciales de este documento a puerta cerrada, que luego fue trasladado al plenario, se realizó en una clave puramente competitiva de las candidaturas de Caballero y Valderas, y no en virtud de su contenido. De esta forma, los delegados partidarios de una y otra listas aplaudían con énfasis la intervención de los portavoces en correspodencia a su afiliación, lo que da una idea del extremo enfrentamiento de ambos sectores.
Los oficialistas alabaron el gesto de gallardía de Romero al asumir su responsabilidad y llegaron a reprocharle un exceso de autocrítica. En la otra orilla, las principales objeciones se centraron en que el documento carece de un informe de gestión, organización y finanzas, y se trata de una descripción pormenarizada de lo obvio: el retroceso de IU y los datos económicos y políticos globales. Algunos oradores llegaron a cuestionar la asunción verdadera por parte de Romero de la mala situación, ya que, argumentaron, si ésta hubira sido real, habría dimitido tras las elecciones autonómicas.
Concha Caballero, en representación de la única asamblea que votó abrumadoramente en contra, propuso la abstención para pasar página con "elegancia" y se volcó en la defensa de su propia candidatura. La dirigente crítica recogió parte de las palabras que había dirigido el coordinador general, Julio Anguita, en el saludo a la asamblea, y animó a salir a la calle para conectar con los movimientos sociales, reconstruir el carácter alternativo de la organización y renovar los cuadros de mando.
En respuesta a los propósitos de enmienda anunciados por Romero, Concha Cabllero recordó que también se habían realizado en la asamblea de noviembre pasado, pero después no se cumplieron. "Ya se habían encendido las luces rojas de las municipales, y sin embargo todo siguió igual" agregó, "y en cuanto se convocó este congreso se prometió que se cambiaría la dirección, pero tampoco se cumplió. Hay una falta de credibilidad en la renovación que se nos plantea".
En las votaciones, que se realizaron a mano alzada, Antonio Romero superó con apuros su informe y obtuvo 281 votos de los 486 delegados presentes, un 57,8%; mientras que apostaron por el no 132 compromisarios, un 27,1%; y por la abstención 73, un 15%. Si se hace una traslación de estos resultados a lo que podría ocurrir hoy en la elección del nuevo coordinador, el reparto de fuerzas se ajusta mucho a lo que se ha venido pronosticando en los últimos días: prácticamente tablas, con una ligera mayoría de los oficialista de Valderas.
No obstante, de los 536 delegados que finalmente se han acreditado, de un global de 558, medio centenar estaba ausente en el momento en que se realizó la votación. Resta por ver hacia donde se inclinará hoy esta bolsa de compromisarios.
Tanto Diego Valderas como Concha Caballero insistieron ayer machaconamente en los pasillos del congreso de la necesidad de integración, conscientes de la fractura sin vuelta atrás que podría suponer una resistencia nunmantina de las posturas que se vieron en el plenario, y que evidencia que la cohesión en torno al proyecto está hecha añicos.
Los compromisarios elegirán hoy a 80 de los 124 miembros del Consejo Andaluz, máximo órgano entre asambleas -los otros 44 corresponden a las asambleas provinciales-, y éste designará al nuevo coordinador. El consejo se conforma de manera proporcional a los apoyos conseguidos por cada una de las candidaturas.
Los críticos renunciaron a propoponer que los delegados eligieran directamente al coordinador, al no haber cumplido los requisitos necesarios para su solicitud.
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