Más sobre la 'semana blanca'

En referencia a la carta de Javier de las Heras, profesor, quiero decirle que, efectivamente, el tren en el que vamos todos está obsoleto, y si él se baja, yo también, pero por motivos muy contrarios a sus ideas.Soy madre trabajadora, lo que significa que disfruto de mi hija cuatro horas al día, compartidas con la lavadora y demás trabajos domésticos. Mi jornada laboral es de nueve de la mañana a seis de la tarde (con una hora para comer). La jornada de mi marido es de ocho y media a cuatro y media, a 30 kilómetros de Madrid. Nuestra economía familiar no permite pagar a alguien que lleve a mi hija de tres años al colegio (entra a las 9.40) y la recoja por la tarde (17.10). Es mi madre quien lo hace (abuelas y abuelos, verdaderos soportes de la familia de este país).

En la semana blanca "de tres días" tengo que descontar esos días de mis vacaciones. De mediados de junio a mediados de septiembre (vacaciones escolares), tengo que dejar a mi hija con su abuela y turnarme con mi marido en vacaciones hasta que empieza el cole. En fin, señor De las Heras, en todos lados cuecen habas. ¡Qué más quisiera yo que poder llevar a mi hija al colegio a las 9.40, recogerla a las 12.50 para darle yo personalmente de comer, llevarla de nuevo a las 15.10 al colegio y recogerla a las 17.10 para darle la merienda! No sabe usted lo feliz que sería yo, pero resulta que tengo que trabajar para vivir. Además, para no "almacenar" a mi hija en el colegio, no la llevo a las ocho de la mañana en servicio de guardería, ya que disfruto de poder contar con mi madre para que mi hija no comience su jornada escolar a esas horas.

Está usted equivocado y en un tren que, evidentemente, ya no es el de hace 20 años, cuando usted empezó a trabajar. La vida escolar de nuestros hijos es incompatible con la vida laboral de los padres, y conseguir un equilibrio es trabajo del Gobierno de este país, el profesorado y las APA. La mayoría de los padres no queremos quitarnos a los hijos de encima. La mayoría de los padres con hijo único estaríamos encantados de tener otro hijo si tuviésemos tiempo para poder formar parte de su educación, de su alimentación y, en definitiva, de su desarrollo personal. Cuatro horas al día no dan para eso.

A mí no me van a cambiar mi horario de trabajo para consolarme por no poder disfrutar de mi hija. Y para consolarle a usted, ¿cuándo le van a aumentar su sueldo cuando quiten la "semanita" blanca?-