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Bush representará el papel de "hombre sencillo" en el primer debate contra Gore

Nada hace más feliz al cuartel general de George Bush en Austin que la idea de que Al Gore ganará los tres debates televisados entre los candidatos a la presidencia de EE UU, empezando por el que se celebrará el martes en Boston. "Partir como perdedor y dar la sorpresa es el guión perfecto", dice la portavoz republicana Karen Hughes. Pero esta posibilidad no es desestimada por el equipo de Gore, que sabe que Bush interpretará el papel del hombre sencillo con un mensaje claro y optimista e intentará presentar a su rival como un tecnócrata ambicioso e indigno de confianza.

Dado que Bush ha logrado empatar la carrera hacia la Casa Blanca, los debates televisivos van a ser los más determinantes en mucho tiempo. Hay que remontarse al duelo entre John Kennedy y Richard Nixon de 1960 para encontrar una situación semejante, y entonces la telegenia de Kennedy fue decisiva. Ahora ni Gore ni Bush tienen esa magia, pero llevan meses entrenándose para dar lo mejor de sí mismos ante las cámaras de televisión. Saben que para decenas de millones de norteamericanos los debates serán su primer y último contacto con la campaña electoral. Bush intenta repetir los éxitos de Ronald Reagan en los debates presidenciales de los años ochenta, cuando el veterano actor secundario de Hollywood explotó su condición de norteamericano medio, ajeno a las pedanterías de sus rivales demócratas. El equipo de Gore teme esa fórmula. Sabe que al propio Bush le dio gran resultado en su primera campaña para el puesto de gobernador de Tejas. En el debate entre Bush y la entonces gobernadora demócrata, Anne Richards, la crítica fue unánime en señalar que el primero había perdido y la segunda había ganado. Pero el público discrepó y le dio a Bush la victoria en el debate y luego en las urnas.

Gore ha estudiado una y otra vez los debates de Bush con Richards y McCain. La idea es que Gore demuestre que está más preparado intelectualmente y tiene un programa mucho más detallado que Bush, pero sin caer en el error fatal de aparentar ser un empollón. Según los últimos sondeos, el empate entre ambos se inclina ligeramente hacia Gore, con un 45% de intención de voto frente a un 43% para Bush.

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