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Sydney 2000

Los laureles españoles

GERVASIO DEFERR Un hito histórico

Las medallas han salvado la cara a algunos deportes en Sydney. Pero las 11 conseguidas son muy pocas si se comparan con las 22 obtenidas en Barcelona 92 o incluso las 17 de Atlanta 96. La más brillante, por ser la primera de la historia en gimnasia, fue la de oro conseguida por Gervasio Deferr en el salto de potro. Dos metales más de primer rango los consiguieron Isabel Fernández, en yudo, y Joan Llaneras, en ciclismo en pista. La plata se la repartieron el equipo de fútbol, el boxeador Rafael Lozano y el taekwondista Gabriel Esparza. El bronce se lo colgaron el balonmano, la marchadora María Vasco, la ciclista Marga Fullana, los tenistas Albert Costa y Àlex Corretja y la nadadora rusa nacionalizada española Nina Yivanévskaia, protagonista del primer éxito femenino en natación.

JOAN LLANERAS Misión cumplida

Gervasio Deferr no pudo meterse en la final de suelo, su especialidad gimnástica, lo que levantó todos los fantasmas después de la caída sufrida por Jesús Carballo en la barra fija en los Juegos de Atlanta. Pero el joven catalán, de 19 años de edad, se desquitó sobre el potro con dos saltos espectaculares que le dieron el oro olímpico, el primero que conquista la gimnasia española en toda la historia.

ISABEL FERNÁNDEZ Botón de muestra

Joan Llaneras ha sido uno de los escasos españoles que ha estado a la altura de las expectativas. El ciclisma mallorquín, cuádruple campeón mundial, llegó a Sydney como favorito y cumplió sobre la pista en la modalidad de puntuación. Además de competir, supo hacer lo más complicado: prepararse durante años. Llegó el día D y la hora H y Llaneras salió al velódromo Dunc Gray más fuerte que lo que nunca antes había estado. La victoria fue, pues, el corolario lógico. La superación, el día siguiente, en la americana, formando pareja con Isaac Gálvez, habría sido excesivo.

SELECCIÓN DE FÚTBOL Aún pudo ser mejor

El oro de Isabel Fernández en yudo (hasta 57 kilos) no pudo evitar el desencanto en un deporte que ganó tres medallas en Atlanta y que tiene entidad para lograr más. Pero, fallo tras fallo, detalle tras detalle, la única que llevó a cabo el plan previsto fue Isabel Fernández. La lástima es que el yudo español, con algunos pequeños problemas internos a solucionar, tiene potencial para ganar al menos tres medallas en cualquier gran competición.

RAFAEL LOZANO Un peldaño más alto

Iñaki Sáez sacó el máximo de un grupo de jóvenes con calidad, pero con dificultades para que se les reconociera en España. En realidad, sólo los dos del Espanyol, Tamudo y Velamazán, pueden considerarse titulares en su equipo. No lo son ni José Mari en el Milan, ni Xavi, Puyol y Gabri en el Barcelona, ni Albelda y Angulo en el Valencia, ni Aranzubía y Lacruz en el Athletic... Había, pues, un deseo de triunfo voraz. España eliminó a Italia en un partido con aires de venganza, se cargó a la débil Estados Unidos y sólo cayó en la final ante la superioridad física y numérica de Camerún después de haber contado con dos goles de ventaja. La plata confirma la gran labor de Sáez, campeón europeo sub 21 en 1998, campeón mundial sub 20 en 1999 y ahora subcampeón olímpico.

GABRIEL ESPARZA Un buen debú

Otra medalla de plata merecidísima es la del púgil Rafael Lozano (hasta 48 kilos), que supera la conseguida en Atlanta, donde fue bronce. Si se puede criticar al boxeo por su dureza, y prueba de ello es la escasa representación española en cada cita olímpica, uno o dos púgiles como mucho, el rendimiento no puede se mayor.

COSTA Y CORRETJA Salvado el desastre

El taekwondo decepcionó más porque no se le conocía, pero simplemente por la referencia de grandes torneos parecía lógico que llegaran las medallas. Vino la primera, la de Gabriel Esparza (hasta 58 kilos) y todos auguran que sólo es el principio de los entorchados en este deporte. El pamplonés, de momento, se quedó como el único galardonado en el debú de Sydney.

SELECCIÓN DE BALONMANO Un final feliz

Albert Costa, que cayó en la primer ronda del torneo individual, supo recuperarse para ayudar en el doble a su amigo Álex Corretja, también hundido tras perder en los cuartos de final ante el británico Tommy Haas. Costa y Corretja ganaron el bronce por parejas en un complicado partido y salvaron el desastre de Conchita Martínez y Arantxa Sánchez Vicario, que fracasaron individualmente y juntas.

MARÍA VASCO Buena marcha

Segundo bronce consecutivo en unos Juegos y quinta medalla en competiciones internacionales desde 1996. España se afianza como la tercera del mundo y nada lleva a pensar que Rusia y Suecia no sean mejores. Pero fue muy irregular: derrotas ante Suecia (27-28) y Francia (23-25) en la liguilla, victoria con mucha suerte sobre Alemania (27-26) en los cuartos y juego desastroso ante Suecia (25-32) en las semifinales. Sólo el triunfo final sobre Yugoslavia (26-22), regalo de despedida a Urdangarín, convenció.

NINA YIVANÉVSKAIA La primera mujer

Ni siquiera María Vasco, de 24 años, esperaba el bronce que logró: había 20 rivales con mejores marcas que ella este año. Pero la catalana de corazón andaluz exhibió una escasa virtud: rendir al tope de su valía en la alta competición. Y a ello unió su estilo sólido, poco propenso a recibir avisos de los jueces, quienes eliminaron a varias favoritas. Así se convirtió en la primera atleta española con una medalla olímpica, la única del atletismo en Sydney.

MARGA FULLANA Hecha a sí misma

Nina Yivanévskaia, triple campeona de Europa, exprimió la ventaja de disputar su tercera final olímpica para rendir al máximo en los 100 metros espalda. Ese bronce, único de una nadadora española en la historia de los Juegos, estrenó el casillero de España en Sydney. La malagueña de Moscú, de 23 años, entrenada por su marido bajo los métodos de un británico acusado de tráfico de drogas, no pudo repetir el éxito en los 200. Más de un experto prevé más éxitos si se prepara mejor.

Marga Fullana es un caso único en el deporte español: una deportista que sabe cuidar de sí misma, que no vive del amparo de entes federativos y que es tan buena que ha podido conseguir que los mejores del mundo en su especialidad formen parte de su equipo. Es tan rara, tan única, para ser española, que consiguió una medalla de bronce y lloró porque pensó que había perdido una de plata o de oro. Su caída durante la carrera de mountain bike, empujada por la italiana Pezzo, finalmente campeona, la convirtió en la heroína desgraciada de los Juegos.

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