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SYDNEY 2000

La mejor Marion, las peores velocistas

Jones solventó sin problemas el 4x400, pero sus compañeras del relevo corto, lentas y torpes, le impidieron hacer doblete

Santiago Segurola

La mejor Marion Jones se encontró con la peor generación de velocistas estadounidenses. Lentas y torpes, dos defectos plasmados en una lamentable carrera de relevos 4x100. Jones agarró el bronce por poco, después de arreglar a medias todos los errores de sus compañeras. Estados Unidos necesitaba algo más que a su estrella para derrotar a Bahamas, la pequeña isla caribeña que produce atletas de primera. Tres de ellas -Sevatheda Fynes, Debbie Ferguson y Chandra Sturrup- disputaron la final de 100. La cuarta, Pauline Davis, fue segunda en los 200 metros. Con este equipo vencieron el pasado año en los Mundiales de Sevilla. Las norteamericanas tenían el equipo más débil de su historia. Sólo Marion Jones se clasificó para las finales de 100 y 200 metros. Su desventaja únicamente podía compensarse con un brillante ejercicio en el paso del testigo entre Gaines, Edwards y Perry. Si Marion salía en último lugar con una desventaja de cinco o seis metros, la victoria era segura. Pero las tres actuaron como sus peores enemigas. Nancee Perry salió antes de tiempo y tuvo que detenerse para esperar la llegada de Torrie Edwards. A su lado, las chicas de Jamaica y Bahamas corrían como flechas. El cambio entre Perry y Jones no fue mucho mejor. Perry tuvo que agarrar del brazo a su compañera para entregarle el testigo. La carrera estaba perdida en ese momento, y la medalla casi también. Jones tuvo que superar a Arron para conseguir el tercer puesto. El oro y la plata eran imposibles.Se lo dijo Pauline Davis tras la final de 200 metros. "Os vamos a dar un infierno de carrera". Así fue. Bahamas ha reunido un grupo estupendo de velocistas, todas ellas formadas en universidades de Estados Unidos. No puede ser de otra forma cuando se trata de un país de apenas 250.000 habitantes. Chandra Sturrup, por ejemplo, es compañera de entrenamientos de Marion Jones en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Todas ellas se distinguen por su calidad en las distancias cortas y por un espíritu de equipo que no se vio en las norteamericanas. "La gente habla de muchas cosas, pero se olvida que nosotras procedemos de un islita que se tiene que enfrentar a un país de 250 millones de habitantes", dijo Paulina Davis, la extravertida portavoz del equipo de Bahamas.

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La derrota de Marion Jones no retira su cartel de máxima estrella de los Juegos. Cuando de ella dependió, no hubo color. Sólo cedió en el salto de longitud, por apenas siete centímetros. Pero después de 12 carreras y siete saltos, tiene todo el derecho a santirse satisfecha por su hazaña. Ninguna otra atleta en la historia de los Juegos había conseguido cinco medallas en una misma edición de los Juegos Olímpicos. Jones conquistó su quinta medalla en la prueba de 4x400 metros. Fue un oro espectacular. La decepción de la derrota en el 4x100 no tuvo efecto alguno en su última intervención en Sydney. Jones dice que odia la carrera de 400 metros. Ni le gusta, ni entiende sus características. "No controlo mi cuerpo", asegura. No es de extrañar. Los 400 metros resultan aniquiladores. Pero Jones está hecha de una pasta especial.

Las estadounidenses sentían tanta desconfianza a la prueba de 4x400 como a la de relevos cortos. La actuación de Marion era una incógnita. A principios de temporada corrió la distancia en menos de 50 segundos, y no volvió a saber de la prueba. No esperaba un trabajo fácil en Sydney. Jamaica presentaba un equipo competente. Las británicas contaban con dos atletas que habían bajado de 50 segundos en la final. Rusia había añadido a Irina Privalova a su buen equipo. Y Australia contaba con Cathy Freeman, la reina del 400.

La respuesta de Marion Jones fue sensacional. Salió como tercera relevista de equipo. Recibió el testigo a la vez que las jamaicanas. Comenzó la curva con prudencia, con varias atletas muy cerca de ella. Pero, poco a poco, se destacó con una zancada suelta, sin dar síntomas de fatiga, con un excelente equilibrio para controlar el gasto de energía. Su gran carrera dio la victoria a Estados Unidos. Junto a Cathy Freeman, fue la única que completó un parcial inferior a 50 segundos. Abrió tanta distancia sobre sus rivales que Latasha Colander se pudo permitir un tiempo mediocre para ganar una carrera que abunda en la excelencia de una mujer que ha hecho historia en Sydney.

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