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GENTE

ENRIQUE IGLESIAS DECEPCIONA EN MOSCÚ

Julio Iglesias es un mito en Rusia, y su hijo Enrique iba camino de serlo hasta que viajó a Moscú para convertir su voz en presencia viva. El gran palacio del Kremlin, que antaño fue escenario de los congresos del partido comunista soviético (PCUS), se hizo pequeño para acoger el miércoles y el jueves pasados a más de 5.000 jóvenes que pagaron una auténtica fortuna por verle actuar: entre 2.500 y 15.000 rublos (de 17.000 a 100.000 pesetas). Más incluso que en el recital que pocos días antes había ofrecido en la misma sala el tenor José Carreras. Según la prensa, no estuvo a la altura de la expectación suscitada. El diario Izvestía optó por el sarcasmo; para marcar la falta de conexión entre el cantante y el público, puso este titular: "El bello durmiente". Kommersant, por su parte, hacía hincapié en su "falta de temperamento", y Vedomosti afirmaba que en el escenario se mostró "absolutamente soso y sin el carisma que debería poseer una estrella". Trud, por fin, decía que "bailó y se movió poco" y dio con frecuencia la espalda al público, entre el que se encontraban dos "monstruos" de la canción rusa: Alla Pugachova y Iosif Kobzón. Para colmo, el concierto fue breve, poco más de una hora.-LUIS MATÍAS LÓPEZ,

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