"Una mala fotografía puede destrozar un guión excelente"
Juan Ruiz-Anchía (Bilbao, 1949) lleva más de 20 años detrás de las cámaras, fundamentalmente creando atmósferas para producciones norteamericanas. Se instaló definitivamente en Estados Unidos en 1985 y desde entonces ha trabajado como director de fotografía en películas como Liebestraum, de Mike Figgis; Elegir un amor, de Joel Schumacher o Casa de juegos, de David Mamet. Ruiz-Anchía, miembro de la American Society of Cinematographers, recala estos días en San Sebastián como miembro del jurado que otorgará la Concha de Oro del festival donostiarra y para recibir el premio Amalur con el que los productores vascos, agrupados en Ibaia, han premiado su trayectoria profesional.Pregunta. Su carrera está jalonada de reconocimientos. ¿Qué supone para usted el premio Amalur que le otorga ahora Ibaia?
Respuesta. Para mí ha sido una sorpresa, porque siempre piensas que tu nombre no es tan conocido, y un honor, porque es la primera vez que otorgan el premio a la categoría de director de fotografía. Además, espero que este doble viaje sirva para hacer contactos, porque uno de mis sueños sería hacer una película en mi tierra vasca, que tiene una luz tan increíble.
P. ¿Cree que su trabajo está suficientemente reconocido en España?
R. No lo sé. En 1998, vine aquí a hacer una película después de 18 años y me dieron un Goya a la mejor fotografía por Mararía, de Antonio J. Betancor. Creo que se me reconoce lo que me merezco.
P. ¿Cómo ve el cine español desde la lejanía?
R. Me gustaría estar más informado. Pero la verdad es que a Estados Unidos no llegan demasiadas producciones españolas. En todo caso, lo veo con una sofisticación narrativa y técnica mucho mayor que cuando me fui. Creo que es una industria que está mejorando mucho.
P. ¿Tiene algún proyecto previsto en España?
R. Estoy hablando con productores sobre un proyecto, pero es demasiado caro para producirse en España. De momento, no hay nada claro. De todas formas, supongo que todo el mundo conoce mi trabajo y ya saben donde estoy si quieren llamar.
P. Pero no contempla instalarse aquí.
R. Permanentemente no. Me interesa mucho seguir en Estados Unidos.
P. ¿Qué ha encontrado en Estados Unidos?
R. Me gusta algo que en realidad es un defecto: el individualismo de los americanos, porque me permite concentrarme más en mí mismo y en mi trabajo. Me gusta su forma de trabajar, cómo se preparan las películas y cómo está pensada la industria a nivel de producción. El director de fotografía interviene en todo el proceso, tiene una gran responsabilidad en la ejecución.
P. ¿Una mala dirección fotográfica puede destrozar un guión excelente?
R. Hemos visto películas de una oscuridad extrema, donde no puedes apreciar bien la interpretación de los actores, que queda limitada por el mal uso de la iluminación. O sea que sí, si puede destruir bastante.
P. ¿Cuáles son las claves para hacer bien este trabajo?
R. Tienes que sentirte cercano al guión. Y a partir de ahí, el elemento más importante es el director. Él te va a dar una idea de cómo visualizar la película y la libertad de ejecución. Creo que hay que intentar crear una narrativa visual que sea tan importante como cualquier personaje de la trama. La fotografía tiene que tener su vida propia, sus altas, sus bajas, sus emociones. Para eso es necesario sentir la obra y crear una atmósfera para cada secuencia.
P. Stephen Frears dijo el otro día que se guiará por el instinto para otorgar la Concha de Oro. ¿Qué criterios piensa seguir usted?
R. Creo que mi filosofía no tiene nada que ver con la suya. Mi instinto me va a llevar claramente a apoyar alguna producción no violenta, porque estamos viendo demasiada sangre y eso me preocupa. También me voy a decantar,siempre que tengan una calidad, por proyectos que no tengan la distribución garantizada y por los directores que hayan asumido riesgos.
P. ¿La fotografía no está entre sus criterios fundamentales?
R. La fotografía está en el contexto de todo. He dejado de pensar que es algo que debe ser bonito y tener una luz preciosa, sino que tiene que ensamblarse con el contexto global de la historia.
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