El Valencia maquilla con otro triunfo su pésimo fútbol

El Valencia continúa maquillando con victorias su pésimo fútbol. Ayer, ante el Lyón, el conjunto de Héctor Cúper firmó su tercera victoria consecutiva en la Liga de Campeones. Un triunfo que le consolida en el liderato de su grupo. Tres partidos, tres victorias. Y todo con un equipaje justito, sufriendo lo indecible para batir a equipos como el Heerenveen o el Lyón, muy poca cosa. Un gol de Zahovic, quien se ha abonado a las segundas partes, propició la raquítica pero suficiente victoria del Valencia, que anda buscando su nuevo estilo.La marcha de Piojo López ha provocado algunos cambios en el juego del Valencia. Entre ellos, el mayor protagonismo que han asumido los centrocampistas. Si en campañas anteriores prevalecía el pelotazo, la carrera desbocada de Piojo, ahora el Valencia opta por un juego más hilvanado, de más toque. El equipo todavía no se ha adaptado a este brusco cambio. Su pim pam pum resulta estéril, previsible. Hasta ahora, el Valencia ha solventado sus compromisos mediante acciones aisladas de Mendieta, arrebatos de un jugador en estado de gracia. Mendieta ha resultado tan letal en la Liga como en Europa. En la Liga de Campeones, ha participado en los tres goles que ha marcado el Valencia (dos ante el Olympiakos y uno frente al Heerenveen). Ayer, Mendieta respondió de la misma forma que en anteriores partidos: firmó la primera ocasión clara del Valencia. Tras dos bellos regates, su tímido disparo no llegó a inquietar a Coupet. Más tarde, lanzó el penalti de que fue objeto Kily González. Esta vez, Mendieta, un especialista en la materia que llevaba marcados 13 penaltis consecutivos, falló.

El Valencia había ofrecido hasta este momento un aspecto más saludable que ante el Olympiakos o el Heerenveen. El equipo se movió con más soltura; hubo un abismo entre el atascado Valencia de la Liga o de Heerenveen y el grupo que ayer imprimió mayor velocidad al juego. Esto no impidió que la mayoría de acciones ofensivas del conjunto de Cúper murieran en las inmediaciones del área del Lyón, un equipo en apariencia inofensivo que se creció a medida que el Valencia perdía presencia en el juego. El Olympique se defendió con orden, movió la pelota con cierto criterio y poco más. Uno los equipos que deambulan por la Liga de Campeones aprovechando el nuevo formato del torneo.

Tras el fallido penalti, el Lyón se tomó algunas licencias en la segunda parte, más abierta e imprevisible. Tanto, que el Valencia marcó cuando peor pintaban las cosas para el equipo de Héctor Cúper. Una combinación entre Kily, Sánchez y Zahovic fue culminada por el delantero esloveno, que ahora se gana las lentejas en las segundas partes. El Valencia, que había sacado un extraordinario rendimiento a su escaso bagaje ofensivo, se echó atrás y acabó pasándolas canutas con las últimas acometidas del Lyón.