Profesora sustituta
Soy una maestra que llevo 25 años ejerciendo esta profesión. En estos momentos estoy con una baja laboral de pocos días, pero desde mi casa hago un seguimiento de la organización de mi colegio. Me preparo con ilusión mis clases de 5º de Primaria, curso que se me asignó en la primera reunión del claustro tal como indica la normativa en vigor. No obstante, días más tarde recibo una llamada telefónica de mi centro comunicándome que deje de preparar material porque el modelo organizativo, que es prerrogativa del claustro, ha cambiado a causa de unas instrucciones de la Dirección General de Planificación y Ordenación Educativa de la Consejería de Educación y Ciencia recibidas cuando todo estaba en marcha y esperando con entusiasmo el primer día de clase. La aplicación de tales instrucciones me obligan a dejar mi tutoría para desempeñar actividades de apoyo y sustituciones (después de 25 años me convierto en una profesora sustituta). De todas maneras, no es esto lo que me indigna, cualquier trabajo relacionado con la educación pienso ejercerlo con ilusión y entrega (la importancia de una labor está, repito, en el empeño que pongas y en el valor que tú misma le des). Siempre, además, he reivindicado que los colegios dispongan de maestros y maestras que puedan atender las bajas que se produzcan. Lo que realmente me parece poco aceptable es que a raíz de esta nueva organización, cuyas buenas intenciones no pongo en duda, hay grupos de alumnos que van a tener hasta siete profesores distintos, uno para cada una de las diferentes áreas. Algunos días pasarán por la clase de estos niños cinco profesores. Como puede comprobarse, si la intención era buena (la de cubrir bajas) el procedimiento y su resultado no lo parecen tanto: una profesora que había sobredotada en el centro para esta función ha sido desplazada, algunos profesores especialistas son tutores de grupos de alumnos a los que imparten pocas horas de clase y estos niños recibirán, como ya he dicho, una educación un tanto dispersa al tener seis o siete profesores en lugar de un profesor tutor que los atienda el mayor número de horas posibles, que es lo ideal. Creo sinceramente que no era ésta la solución y espero que las autoridades educativas busquen mejores soluciones sin olvidar que el claustro de profesores tiene algo que decir en los criterios de distribución de cursos, grupos y áreas.- Teresa Sans Pros. Maestra del Francisco Giner de los Ríos. La Algaba (Sevilla).
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