Corretja y Costa tratan de paliar con un bronce el desastre
Ferrero también se estrella
La pareja masculina, quizá con la que menos se contaba en principio, aún puede salvar del desastre absoluto al tenis español. Tras la escabechina sufrida por las mujeres, Àlex Corretja y Albert Costa disputarán hoy la medalla de bronce a los surafricanos David Adams y Laffnie de Jager.Corretja recondujo ayer su enfado monumental por su eliminación en la competición individual ante el alemán Tommy Haas y, al menos, todavía dispuso de una raqueta para jugar después de las cuatro que rompió y tiró entonces camino de los vestuarios. Su rabia le sirvió para ganar con Costa el partido aplazado por la lluvia en la misma noche triste del domingo frente al dúo bielorruso formado por Max Myrnyi y Alex Voltch-kov. Pese a ir 3-4 en el tercer set, los españoles ganaron por 7-5.
Después, sin embargo, Costa y Corretja ya no pudieron con la mejor pareja del mundo, la de los australianos Mark Woodforde y Todd Woodbridge. Tras un claro 3-6 en la manga inicial, los españoles llegaron a tomar ventaja en el desempate de la segunda (5-4), pero la desaprovecharon.
Los españoles han desaprovechado demasiadas cosas en las pistas de Sydney. Pero, ante unos rivales tan fuertes, el milagro de una victoria habría sido ya demasiado. En realidad, va a serlo también que hayan llegado a disputar el tercer peldaño del podio a los surafricanos Adams y De Jager, derrotados contundentemente ayer por los canadienses Sebastien Lareau y Daniel Nestor, dos cañoneros con el saque, por 6-1 y 6-2.
A su vez, Juan Carlos Ferrero terminó su camino mucho más abruptamente de lo que cabía esperar. El francés Arnaud di Pasquale, el 72º del mundo, le dio un repaso absoluto (6-2 y 6-1) en 62 minutos. "No ha sido uno de esos partidos con el tanteo tan fácil por que yo haya fallado muchos puntos", dijo el valenciano casi hora y media después del encuentro, pues tardó mucho en orinar en el control antidopaje; "él ha estado muy acertado desde el principio y me ha desbordado. Lo he intentado todo, pero no ha podido ser".Di Pasquale, efectivamente, hizo un partido completísimo. Sacó bien, restó mejor y voleó poco porque mandó siempre desde el fondo de la pista con pelotas profundas y anguladas. Trajo a Ferrero por la calle de la amargura. El español trató de hacerle daño tirándole más bolas al revés, pero no le sirvió de nada. Su rival no falló apenas.
Ferrero reconoció que la primera rotura de su saque, que puso el 2-4 en el marcador, lanzó a Di Pasquale y ya no pudo frenarle. "Soy joven, era mi debú y me quedan otros Juegos", dijo. Pero él pronto olvidará Sydney porque le esperan los torneos de Viena, Toulouse, Basilea, Stuttgart y París. Ahora, eso sí, subirá quizá al noveno puesto mundial y quizá pueda meterse en el Masters.
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