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FÚTBOL

Sufrido triunfo del Barça en casa

Dos goles de Kluivert y uno de Overmars acaban con un Racing que completó una gran segunda parte

Àngels Piñol

Y Overmars, en el último segundo, acabó con la angustia del Barça y la fe del Racing. El Barça rompió anoche la tónica de sus dos últimas derrotas y se reencontró con la tranquilidad que perdió lejos de casa. Pero no fue una victoria fácil: resultó tan trabajada como costosa. El marcador miente por ambas partes: por la cantidad de ocasiones que despilfarraron los azulgrana y por el envite final del Racing, que pareció muy manso al principio y acabó muy fiero. Kluivert, en dos ocasiones, encarriló el encuentro hasta que Espina, de falta directa, puso a su equipo en el partido. Overmars despidió la agonía.El Barça ganó tiempo, pero no enterró sus dudas. No fueron gratuitos los silbidos por el cambio de Rivaldo. La cita dejó algo: la activa presencia de Iván de la Peña, convertido ayer en director del juego, y su dosis fija de fantasía, en combinación con Rivaldo, en el segundo gol de Kluivert. Valió por todo el encuentro.

BARCELONA 3 - RACING 1

Barcelona: Arnau; Abelardo, F. de Boer, Sergi; Gerard, Petit (Reiziger, m. 54); Simão, De la Peña, Overmars; Kluivert (Alfonso, m. 77) y Rivaldo (Cocu, m. 83).Racing: Ceballos; Pineda, Mellberg, Nafti, Siete; Manjarín (Rushfeldt, m. 84), Espina, Jaime, Amavisca; J. Álvarez (Morán, m. 62); Bestchasnyck (Estévez, m. 46). Goles: 1-0. M. 32. Iván abre para Simão, que centra, y Kluivert remata en el primer palo; 2-0. M. 57. Iván pasa en corto a Rivaldo, éste le devuelve de tacón y Lo Pelat abre para Kluivert, que marca; 2-1. M. 61. Espina transforma un libre directo; 3-1. M. 93. Overmars, en un rebote. Árbitro: Undiano Mallenco, navarro. Amonestó a Simão, Amavisca, Jaime, De la Peña, Cocu y Mellberg. Expulsó a Frank de Boer por doble amonestación (m. 86). Camp Nou: unos 70.000 espectadores.

El Racing parecía un visitante perfecto: diezmado por las bajas, con tres debutantes y tan educado -sólo cometió una falta en toda la primera parte- como manso. Fue una primera impresión porque, en la segunda parte, se despertó. Pero era, de entrada, un cómodo rival, ideal para el Barça, que volvía 10 días después al Camp Nou con la cabeza gacha tras las severas derrotas en Bilbao y Estambul. Serra Ferrer recurrió al arte de la psicología, tan despreciado por su predecesor, y dio otra oportunidad a los mismos futbolistas que fueron zarandeados por el Besiktas. Sólo con un cambio de hombre -Arnau por el sancionado Dutruel- y de posición: Iván de la Peña jugó de pivote y Gerard se situó delante para no desperdiciar su llegada a gol. El Barça controló el juego, el balón, e insistió en canalizar su fútbol por las bandas. Justo lo que no hizo en Estambul. Simão volvió a reivindicarse por la derecha y Overmars provocó algún fruncimiento de ceño por la izquierda. Parece que le cuesta su integración. El balón viajó con lentitud. Todo, al principio, muy deslavazado. Pero los azulgrana nunca perdieron los nervios y acosaron con perseverancia a Ceballos. Aunque, llegados ahí, mostraron de nuevo su falta de instinto asesino. Falló primero Gerard, luego Rivaldo -tampoco tuvo ayer su día e incluso recibió algún silbido- y varias veces Kluivert. Hasta que marcó en una triangulación de pizarra: Iván de la Peña abrió para Simão, que centró para el holandés, quien, desde atrás, clavó el balón en la red.

Arnau, mientras, se mostraba solvente y la zaga lo agradeció. Pero con la entrada de Estévez, el Racing se volvió más fiero. Serra Ferrer temió que algún despiste provocara el empate y cambió su defensa de tres por la de cuatro. El retoque causó cierta sorpresa al quedarse fuera Petit -aclamado por el público- por Reiziger. El miedo quedó apagado, sin embargo, instantes después de que Rivaldo enviara un balón al palo. Un primer aperitivo antes de una lluvia de fantasía. Todo al primer toque. Iván asistió al brasileño, que le devolvió el balón de tacón, para que Lo Pelat pasara a Kluivert, que marcó. Quizá no era para menos. Lo celebraron a lo grande.

El Camp Nou se frotaba las manos con la imaginación de su calvo predilecto y con la posible entrada de Luis Enrique. Pero la fiesta duró poco. Sólo cuatro minutos. Reiziger cometió una falta contra Espina y Espina colocó el balón en la escuadra. La amenaza del empate rompió el encuentro. Ninguna de las dos medulares logró templar el juego. El partido se revolucionó y quedó abierto. El Racing, dirigido por el veterano Manjarín y con las llegadas incisivas de Amavisca, empezó a apretar. La noche se volvió muy bronca y el árbitro, un debutante, no tardó en sacar un racimo de tarjetas. El vértigo se explicó en un minuto: Estévez estuvo a un paso de la gloria, pero Arnau lo evitó, y Overmars, segundos después, tras un contraataque impecable, envió fuera el balón por un palmo. Serra Ferrer oyó ayer algunos silbidos: fue cuando intentó atrapar el balón y sentó a Rivaldo por Cocu. Luego hizo lo propio con Kluivert por Alfonso. Los minutos finales fueron de agonía. Frank de Boer terminó expulsado, y todo el público mirando el reloj y casi rezando. Overmars acabó con la angustia en el último segundo.

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