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Tribuna:EL MICROSCOPIO
Tribuna
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Dos magníficos culones

Tanto Maurice Greene como Marion Jones han demostrado su autoridad en una prueba que ha hecho crisis en los últimos tiempos. Aparte de ellos, el nivel ha bajado considerablemente, sin que se vea una generación nueva en las pruebas de velocidad. Este problema puede repercutir negativamente en la motivación de los dos nuevos campeones olímpicos, dos atletas que tienen alguna característica común y unas cuantas diferentes.Greene corre con 45 apoyos. Su fase de aceleración, que se concreta en los 17 o 18 primeros apoyos, es modélica. También funciona muy bien en el paso a la segunda fase de la carrera, en una transición que ejecuta con naturalidad, sin quemar demasiada energía. Eso le permite mantener su aceleración más tiempo, o por lo menos entrar más tarde en la curva declinante, que suele comenzar en los 70 metros. En Greene la pérdida de velocidad apenas es apreciable. En el Mundial de Sevilla mantuvo una regularidad extrema en los últimos 40 metros, con unos parciales de 0,85, 0,85, 0,85 y 0,86 segundos por cada diez metros. Estos datos indican que su curva de desaceleración apenas es perceptible.

En la final de ayer, no remató en los metros finales con la facilidad que acostumbra. Me pareció verle más duro, menos relajado que en otras ocasiones. Se movió por pura fuerza, tenso. Estaba claro que quería hacer una marca de escándalo, y eso le restó finura en los metros finales. Tampoco es desdeñable el efecto de la temperatura. Para un velocista, una temperatura de 17 grados es mortífera.

Por el primer golpe de vista que producen las carreras, me quedo con la de Jones por su facilidad. Me parece que su amplitud de zancada es un poco corta para su altura (1,78 metros). Corrió la final con 49 apoyos. Florence Griffith, que era más baja ella, lo hacía con 47, por lo tanto con una mayor amplitud de zancada. Una de las diferencias más perceptibles entre Greene y Jones es la búsqueda del apoyo del pie en el suelo. Greene busca el apoyo por delante, como si diera un zarpazo con el pie. Siempre lanza el pie lo más adelante posible y luego tira hacia atrás con una fuerza brutal. La mecánica de Marion es más circular. No busca tanto la proyección hacia delante del apoyo de sus pies en el suelo.

Como característica común, tienen una capacidad elástica extraordinaria. Con muy poco recorrido de la articulación del tobillo, ofrecen una gran respuesta elástica del pie contra el suelo. Otro punto común es que son muy culones. Tanto Greene como Marion hacen una gran utilización de los músculos posteriores del muslo, los isquiotibiales y los que se acumulan en los glúteos. Esta utilización es similar a la que se efectúa cuando se va en patinete a mucha velocidad: es necesario utilizar en grado máximo los músculos del culo. Así se consigue que el movimiento pendular alrededor del centro de gravedad -situado a la altura de la cadera- sea completo.

Ramón Cid es responsable técnico de saltos de la Federación Española de Atletismo.

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