Medios y fines

Juan Aranzadi nos propone en su artículo Conmigo o contra mí [EL PAÍS, 6 de septiembre], una separación tan drástica entre medios y fines que llega a afirmar que "el problema fundamental son los medios". Dicho en otros términos: el verdadero problema no son los planteamientos políticos de ETA, sino el instrumento que utiliza para imponerlos, o sea, el crimen. Ya sabemos que, para una cierta tendencia hoy muy en boga, "cualquier fin es lícito si se defiende por medio de los cauces legales y democráticos establecidos". Por eso se puede estar de acuerdo con ETA en los fines, pero "rechazar los medios que utiliza".¿Pero acaso un fin lícito y asumible puede servirse del terrorismo como procedimiento? ¿No será que los fines que ETA persigue son tan disparatados que solamente pueden servirse de instrumentos criminales? No se trata sólo de esa afirmación, repetida hasta la extenuación, de que "el fin no justifica los medios". ¿Seré yo demasiado suspicaz o malicioso si pienso que los medios utilizados dicen mucho acerca del fin que se persigue? ¿Acaso es posible cualquier combinación entre medios y fines, hasta el extremo de que incluso el más noble empeño humano puede servirse del coche bomba y el tiro en la nuca?

Cosa distinta es que los defensores de tales fines se encarguen de revestirlos de las más nobles proclamas y patrañas varias. Pero, para quienes creemos en la unidad entre medios y fines, quien ha utilizado el terror como instrumento ya ha dejado definitivamente claro cuál es el fin que perseguía.-