Belgrado pretende colocar 300 mesas electorales en Kosovo el domingo
El Gobierno yugoslavo y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) se encuentran enfrascados en una sorda partida diplomática en la que las piezas son 300 urnas que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, pretende instalar el próximo domingo en Kosovo para las elecciones presidenciales yugoslavas. La OSCE, respaldada por Naciones Unidas, no reconoce esta votación, y por tanto no supervisará los comicios, pero al mismo tiempo no quiere dar un cheque en blanco a Milosevic, para que éste se adjudique cerca de 200.000 votos que, según su Gobierno augura, obtendrá en la todavía provincia yugoslava.
Centenares de urnas esperan al otro lado de la frontera para penetrar en Kosovo. Belgrado ha anunciado que el próximo domingo se colocarán un total de 300 mesas electorales en 11 enclaves serbios en el interior de la provincia. Sin embargo, apenas unas decenas de urnas han conseguido penetrar hasta ahora en la provincia administrada por Naciones Unidas. Lo más probable es que sólo se pueda votar en la parte serbia de la ciudad norteña de Mitrovica (con unos 30.000 vecinos serbios), en Strpce (2.000 habitantes, todos serbios) y, tal vez, en la zona fronteriza de Gnjilane (5.000 serbios). El temor de la OSCE es no sólo que se produzca un fraude a favor de Milosevic en las mesas que se instalen, sino que el régimen de Belgrado proclame su victoria en lugares donde ni siquiera se ha votado.
Ante esta situación, y a pesar de que oficialmente la organización ha calificado los comicios presidenciales como "un fraude", la OSCE ha optado por el mal menor y enviará "testigos", que no "observadores", el próximo domingo a las zonas donde están previstas las votaciones. "Actuar de testigo no es supervisar. Se trata básicamente de estar allí viendo lo que ocurre y también estar presentes en zonas donde no ocurre nada, precisamente para estar en condiciones de decir que no ha pasado nada en sitios donde alguien puede asegurar que se ha votado", señaló Roland Bless, portavoz de la OSCE en Kosovo.
Y es que la OSCE no quiere que Kosovo se convierta en un as en la manga de Milosevic, en el caso de que el resultado de la votación dentro de Serbia no le sea favorable. "No se puede juzgar como algo aislado a las elecciones yugoslavas en Kosovo. Forman parte de un conjunto, pero si Kosovo se va a convertir realmente en el fiel de la balanza, entonces tenemos que saber lo que pasa sobre el terreno", explicó Bless.
Lo cierto es que hasta ayer por la tarde, sólo 66 urnas de madera pintadas de blanco habían entrado en territorio kosovar. Las urnas fueron almacenadas en lo que fuera el ayuntamiento de la localidad de Strpce, lo que ha puesto en una situación incómoda a la administración de Naciones Unidas, que en teoría se desentiende de los comicios yugoslavos, pero que mantiene la custodia del edificio con efectivos del nuevo Servicio de Policía de Kosovo. "Si eso es cierto, la Unmik va a tener que hacer algo al respecto, porque no se pueden utilizar esas instalaciones en las elecciones yugoslavas", señaló sorprendida la portavoz de la administración de Naciones Unidas en Kosovo (Unmik) Claire Trevena. "Hay que quitarlas de ahí".
Fraude
Pero 66 urnas quedan todavía muy lejos de las 300 previstas por Belgrado. La OSCE asegura que el fraude se ve venir de lejos y pone un dato sobre la mesa. Para las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 28 de octubre en Kosovo, la OSCE ha previsto la instalación en la misma zona de tan sólo 150 urnas. "Nadie sabe cuántos serbios hay ahora", reconoce Trevena. "Nuestras estimaciones señalan que sobre unos 100.000". Ésta cifra apenas llega a la mitad de los serbios residentes en Kosovo según Belgrado, cuyo Gobierno estima que unas 200.000 personas votarán pasado mañana.
Una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza produce a las autoridades de Naciones Unidas es quién va a custodiar el próximo domingo las mesas electorales que se instalen, no ya para garantizar la limpieza del proceso, sino para proteger las vidas de los serbios que las compongan. "Desde el punto de vista de la Kfor no se ha realizado ninguna petición de reforzar la seguridad. Es un asunto de las autoridades yugoslavas el que decidan instalar esas mesas en Kosovo", indicó el portavoz de la fuerza internacional para Kosovo (Kfor) en Pristina, el comandante Scott Slaten.
La Kfor ha insistido en los últimos días en que no se han adoptado medidas especiales con motivos de los comicios de pasado mañana.
"No reconocemos las elecciones en Yugoslavia, de manera que mantendremos la situación como durante cualquier otro día y ante cualquier disturbio que se produzca. Somos completamente capaces de controlar cualquiera que se produzca", aseguró Slaten, para quien permitir las elecciones yugoslavas en territorio kosovar es un precio que hay que pagar por ser demócrata, aunque su importancia no irá más allá de lo simbólico. "Las elecciones no tendrán impacto sobre la gente que vive aquí. La Kfor y la ONU están aquí en el día a día", indicó. "Las elecciones nacionales serbias no tienen repercusión si vives en Kosovo".
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