Comedia frente a drama

Drama y comedia son las apuestas respectivas con las que Tele 5 y Antena 3 se proponen entretenernos las noches del domingo. La primera con El grupo y la segunda con Un chupete para ella.Lo mejor de la serie de Tele 5 es el soplo de aire fresco que su argumento introduce: siete individuos unidos por su asistencia común a una terapia de grupo. Por un lado, el psicoanalista (Héctor Alterio), y por otro, los pacientes (Cristina Marcos, Antonio Molero, Mariola Fuentes...)

La pretensión es contar los problemas por los que atraviesan personas aparentemente normales, que podrían ser nuestros vecinos y que llevan en secreto la carga de algún tipo de desequilibrio psicológico. A pesar de que sus responsables no se han roto la cabeza al elegir a los personajes (un taxista calzonazos, una cirujana insomne incapaz de mantener una relación sentimental estable, un chico que tiene problemas de comunicación con sus padres, una carnicera que se dopa con tranquilizantes, una joven chelista con miedo escénico y un ejecutivo chulesco y putero), por lo menos se trata de un tema actual y el mensaje es nítido: la locura anida en todos nosotros, algo muy de agradecer en un panorama televisivo donde abundan los malos muy malos o los buenos muy buenos.

La incógnita es lo que ocurrirá a partir de ahora. Si la innovación será sólo de planteamiento y luego todo discurrirá por las sendas convencionales, con el taxista liándose con la carnicera, la cirujana con el putero y el adolescente rebelde con la chelista mimada, o si lo será de verdad. Para eso los guionistas deberán, eso sí, afilar algo más sus plumas de lo que lo han hecho para el complicado estreno.

De acuerdo con que la presentación de los personajes era difícil, de acuerdo con que organizar la acción alrededor de un escenario tan estático como una consulta médica resulta un reto añadido; pero de ahí a convertir el primer capítulo en una sucesión de flash-backs tras los que sus protagonistas quedaban con cara de pasmo hay un trecho que deberían haber medido mejor. Lo mismo cabe decir en cuanto a los diálogos, que por ahora parecen pensados para tartamudos.

Más pericia demostraron en su debut los guionistas de Un chupete para ella, con la que hace doblete la actriz Cristina Marcos. La acompaña en el reparto Juanjo Puigcorbé dando vida en el papel protagonista a un periodista noctámbulo y calavera al que una antigua novia deja al cuidado del bebé de ambos.

La raíz humorística reside en que el periodista desconocía hasta entonces su condición de padre, como desconoce la identidad de la madre de la criatura, que de buenas a primeras aparece en el salón de su casa con una nota explicativa. Se trata de un planteamiento clásico de comedia que nos recuerda a productos archiconocidos como la película Tres solteros y un biberón.

La factura es buena y el invento arranca sonrisas, pero queda por ver si el previsible desarrollo (los desvelos del periodista para encontrar a la madre y deshacerse de su hija) logrará eludir la monotonía que acecha a toda comedia que se organiza alrededor de una única anécdota tan pobre como peregrina. De momento, acongoja un poco contemplar las contorsiones y ejercicios gimnásticos a que se ve obligado Puigcorbé para acarrear bajo el brazo, durante todo un capítulo, el dichoso canasto del bebé.

("Un chupete para ella" fue el segundo programa más visto del día, con 3.257.000 espectadores y un 24,7% de cuota de pantalla. "El grupo" obtuvo un 20,8% de cuota y 2.646.000 espectadores)