ETA intenta reventar el homenaje a Chillida
La Ertzaintza localiza ocho granadas con lanzaderas frente al museo del escultor poco antes de su inauguración por el Rey
San Sebastián La Ertzaintza desactivó ayer ocho granadas preparadas para ser lanzadas contra el acto presidido por el Rey en la inauguración del museo del escultor Eduardo Chillida en Hernani (Guipúzcoa). Agentes de la policía vasca localizaron a menos de 600 metros de la finca Zabalaga, donde se ubica el museo, las granadas con lanzaderas y temporizador, manipuladas para ser lanzadas con 25 minutos de diferencia. Es la segunda ocasión en la que ETA intenta atentar contra el Rey mediante el uso de granadas. Ambos intentos se han producido coincidiendo con la visita de don Juan Carlos y doña Sofía al País Vasco para presidir destacados actos culturales. En octubre de 1997, dos activistas de ETA intentaron depositar una jardinera con granadas para ser lanzadas durante la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao.
La localización de los artefactos se produjo 40 minutos antes de que los Reyes aterrizasen en la finca del escultor. Los artefactos fueron colocados en una loma boscosa situada tras una gasolinera limítrofe con el borde exterior de la finca Zabalaga. Los policías encontraron a las 11.30 ocho granadas de la marca belga Mecar, de 43 milímetros, distribuidas en dos series de cuatro cada una apuntando hacia Txillida-leku. Los proyectiles estaban conectados a un mecanismo temporizador que permite regular la hora en que se activa el disparo de las granadas. La Ertzaintza, sin embargo, no indicó si el temporizador estaba ya programado para alguna hora determinada. Las granadas, además, tenían un sistema de lanzamiento denominado de "bayoneta" utilizado por ETA en otras ocasiones para perpetrar atentados similares.
Las granadas belgas Mecar tienen un alcance estimado de entre 350 y 400 metros, según la policía, por lo que en caso de haber sido disparadas podrían haber alcanzado la finca donde se ha inaugurado el museo del escultor Eduardo Chillida. Sin embargo, portavoces oficiales de la Ertzaintza indicaron que las granadas estaban colocadas de forma "chapucera" y, por tanto, era imposible que alcanzasen el edificio y que el objetivo del atentado podría ser, fundamentalmente, conseguir eco propagandístico. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, comparte esta opinión ya que, según declaró en San Sebastián, los artefactos no tenían "un dispositivo mortífero", sino "tenían un efecto propagandístico".
Agentes de la Unidad de Desactivación de Explosivos de la Policía neutralizaron los proyectiles poco tiempo después de su localización, cuando ya el Rey se encontraba en el caserío Zabalaga.
La zona en la que los terroristas colocaron los artefactos había sido inspeccionada en varias ocasiones en los últimos días, por lo que la policía sospecha que las granadas fueron colocadas pocas horas antes de su hallazgo. Incluso, la Guardia Civil había realizado algunas inspecciones y controles por la misma zona como medida preventiva.
Las protestas contra el Rey y el presidente del Gobierno, José María Aznar, de grupos de simpatizantes de Euskal Herritarrok fueron neutralizadas por agentes de la Ertzaintza. Un importante dispositivo policial apostado en los alrededores del Museo de Chillida impidió que los independentistas lograsen su objetivo. El acceso a la finca estuvo controlado por centenares de agentes de la Ertzaintza, y la carretera GI-2132 fue cortada al tráfico durante diez horas por razones de seguridad.
Una manifestación de medio millar de personas partió del centro de Hernani en dirección a la finca de Zabalaga coreando gritos a favor de ETA y de la independencia y contra los Reyes, el presidente del Gobierno, la bandera española, la Ertzaintza y los medios de comunicación. La concentración fue disuelta por agentes antidusturbios de la policía vasca en el cruce del frontón Gallarreta, a 500 metros de la puerta de acceso a la finca. Los manifestantes retrocedieron en dirección a Hernani. Antes de disolverse, el miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna Jon Gorrotxategi dijo que "hay una decisión firme por parte de los Estados español y francés de acallar la palabra y de reclamar una reconquista, mediante detenciones, montajes policiales, periodísticos, rubricado con la visita de los monarcas españoles".
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó anoche su satisfacción por la frustración de este intento de ETA. "Sería bueno que la Ertzaintza se empleara siempre a fondo y con esta eficacia", dijo en una visita al barrio de Bellvitge, en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
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