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Nostalgia del cloro

La española Yivanévskaia se encuentra pletórica y se adapta a un agua con mucho oxígeno

Leontxo García

"Estoy mejor que nunca". Nada de curarse en salud porque eso no va con el carácter que trajo de Rusia: sencillo, luchador y ligeramente melancólico, salpimentado ahora por la nacionalidad española y un marido andaluz. Nina Yivanévskaia, de 23 años, dice que está aún mejor que cuando ganó tres medallas de oro en el Europeo, hace dos meses. Mañana en Sydney, (01.00 del lunes en España) comienza su camino hacia el podio de los 100 metros espalda con un pequeño problema: el agua de la piscina de Sydney "tiene mucho oxígeno y poco cloro"."Esa composición hace que el cuerpo flote más, y yo tiendo a flotar normalmente, por lo que me sentí un poco rara cuando llegué, pero ya me voy adaptando", explicaba la nueva sirena malagueña poco antes de la ceremonia inaugural. A menos rozamiento con el agua, más velocidad, lo que supone un estímulo adicional para que Yivanévskaia mejore su mejor marca (1.00.83) en el camino contra la mítica barrera del 01.00.00 en piscina de 50 metros, que ella ha soñado con romper por primera vez en la historia.

Pero eso queda para más tarde. Ahora, con la experiencia de Barcelona 92 (7ª) y Atlanta 96 (9ª), y como triple campeona de Europa (50, 100 y 200 espalda), lo que toca es compensar tantas horas de sacrificio y de vida monacal con una medalla olímpica, la primera de una nadadora española, bien sea en 100 o 200 (los 50 metros espalda no existen en los Juegos), o en ambas distancias. Yivanévskaia está entre las mejores del mundo en las dos, aunque advierte: "Una vez en la final, donde debo estar si no me pasa nada raro, hay media docena de candidatas, y yo soy una de éllas". Su mejor marca de este año (1.01.02) es la tercera del mundo, superada por la japonesa Mai Nakamura (1.00.78) y la alemana Antje Buschschulte (1.01.02). También cuenta otra japonesa, Noriko Inada, y la alemana Sandra Volker.

A juzgar por lo que este diario pudo constatar hace un mes, cuando Yivanévskaia dice que está bien es que se siente como los ángeles. Estaba concentrada entonces en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona) tras varias semanas de entrenamiento en altura en el de Sierra Nevada. Su marido y entrenador, Francisco Medina, hacía gestos de asombro mientras miraba el cronómetro al final de una serie: "¡Pero Nina, si me has dicho esta mañana que estabas mal! Pues si llegas a estar bien te sales de la piscina".

Siempre existe el riesgo de que, ante la consciencia de estar entre las favoritas, los nervios agarroten los músculos. "Sí, eso puede pasar, sobre todo porque en la piscina va a haber 17.000 espectadores, y yo no estoy acostumbrada", reconoce. Pero cree tener el antídoto: "Inyectarme tranquilidad. Mentalizarme de que estoy en una competición más, sin dejar que la solemnidad y la gran importancia de los Juegos me influyan en exceso".

Con esa idea, intentará que su programa de mañana en Sydney (el lunes en España) se parezca mucho a lo que viene haciendo cada día durante los últimos meses: madrugar, desayuno, calentamiento, piscina (serie de clasificación), vuelta a casa (Villa Olímpica), comida, siesta, calentamiento, piscina (semifinales). Y no utilizará el bañador integral (de cuerpo entero) que algunos venden como algo formidable: "Yo necesito sentir mi piel en contacto con el agua. Ése es el invento más maravilloso".

La jornada

- MUJERES. 100 m. espalda (Yivanévskaia). 100 m. mariposa (María Peláez). 400 m. libres (Angels Bardina), 100 m. braza.

- HOMBRES. 200 m. libre. 100 m. espalda (David Ortega). 400 m. estilos (Frederick Hviid)

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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