Las mujeres emergen

Nunca hubo tantas mujeres en unos JJ OO: 4.261, el 38% de los 11.147 participantes (199 países) en Sydney. Pero Juan Antonio Samaranch es el primero en matizar la importancia del récord: "Aún nos queda el problema de la escasez de mujeres en puestos directivos". Esa desproporción no se limita a los campeones del machismo, como los países árabes del Golfo: los directivos y técnicos varones de Noruega, adalid de la no discriminación, cuadruplican en número a sus colegas del otro sexo.Sea por el avance en la igualdad de derechos o por la pragmática constatación de que las medallas obtenidas por mujeres son tan útiles como las de los hombres para el prestigio nacional, el análisis de la distribución de participantes, clasificados por procedencias y sexos, ofrece datos sorprendentes. De los países que presentan una mayoría femenina entre sus deportistas, sólo Canadá (152 hombres y 156 mujeres) y Luxemburgo (2 y 5) están entre los muy desarrollados, aunque sería injusto no citar a Noruega (50 y 50). El líder es China (97 y 187), y los demás son: Angola (15 y 16), Bangladesh (2 y 3), Corea (14 y 17), Madagascar (5 y 7), Myanmar (antigua Birmania, 1 y 6), Nepal (2 y 3), Perú (8 y 14), Rumanía (76 y 80), Senegal (10 y 21), Taiwan (22 y 34) y Vietnam (3 y 4). El 33% que registran las españolas (236 y 113) está cerca de la media general.

La zona del Golfo Pérsico lidera la ausencia total de mujeres o su presencia simbólica: Arabia Saudí (23 hombres), Botswana (8), Emiratos Árabes (4), Irán (36 y 1), Islas Vírgenes Británicas (1), Brunei (1), Kuwait (32), Libia (3), Omán (8), Pakistán (26 y 1), Qatar (28) y Yibuti (7).

Todo indica que el equilibrio entre deportistas masculinos y femeninos aumentará en Atenas 2004. Sin embargo, los porcentajes de mujeres caen en picado cuando se habla de aquellas personas encuadradas bajo el epígrafe de "oficiales" (directivos, entrenadores y técnicos diversos) presentes en Sydney. Sólo un país, el antillano de Granada (3 y 4), tiene mayoría femenina. Noruega (58 y 15) y Angola (22 y 2) son algunos de los que ofrecen un contraste enorme con las cifras refereidas a deportistas. España (180 y 24) está en esa misma tónica. El cómputo global arroja un 15% de mujeres (1.220 sobre 7992 oficiales). Por otro lado, sólo dos de los 15 puestos de mayor rango en el COI están ocupados por mujeres.

Los motivos para tan grandes diferencias pueden resumirse en una sola palabra, según todas las personas consultadas: generaciones. La paulatina incorporación de mujeres a la élite de todos los deportes y a las listas de ídolos de masas aún no ha dado tiempo a que se transformen en directivas o técnicas tras la retirada de la alta competición. En Sydney se estrena la participación femenina en triatlón, pentatlón moderno, waterpolo, taekwondo, lanzamiento de martillo y salto con pértiga. Éste, mezcla de velocidad, fuerza y acrobacia, tiene todos los ingredientes para lograr éxito popular en la nueva modalidad. La estadounidense Stacy Dragila, número uno actual, aún recuerda lo que le dijo el primer experto al que consultó: "Las mujeres no pueden hacerlo. Su cuerpo no está hecho para esto". Hoy tiene el récord del mundo en 4,63 metros (Mundial de Sevilla, 1999), por el que le pagaron 30.000 dólares (5,5 millones de pesetas), la mitad de lo que reciben los hombres por la misma hazaña. "Espero que en Sydney no me den la mitad de una medalla", bromea.

Marisol Casado, secretaria general de la Federación Española de Triatlón y miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional, es la única mujer entre los 24 jefes de expedición españoles en Sydney. "Yo no voy de feminista por la vida, pero me he convencido de que la discriminación positiva es necesaria como estímulo. Si se facilita el acceso de mujeres a puestos directivos y técnicos, muchas se animarán a ocuparlos", asegura.