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El descontrol del IPC en agosto hunde más el objetivo anual de inflación del Gobierno

La inflación subió en agosto el 0,4% y se mantuvo en el 3,6% con respecto a agosto de 1999, igual que en julio. Es la tasa interanual más alta desde septiembre de 1996. La preocupación del Gobierno era ayer palpable y las críticas cada vez más feroces. La inflación ya estaba mal en julio y ha seguido mal en agosto. La presión de los precios de los carburantes ha cedido pero han subido, sobre todo, los del turismo, los alimentos, y otros como el gas, el teléfono y tabaco. Aunque el objetivo anual (2%) está desbordado, Economía no lo revisa aún y se escuda en que ningún país de la UE lo cumple.

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Algunos síntomas se han agravado. En agosto respecto de julio, el índice de precios al consumo (IPC) aumentó un 0,4%, igual que un año antes, según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero en agosto cedió la presión de los carburantes y en su lugar se dispararon los precios del turismo, los alimentos frescos, y los de sectores prácticamente en monopolio o con tarifas reguladas (teléfono, gas y tabaco).Se evidencia así que las tensiones inflacionistas obedecen a causas profundas y no solamente a la actual crisis del petróleo. Los expertos destacan con especial inquietud el hecho de que la denominada inflación subyacente o estructural (sin tener en cuenta los precios de la energía y de los alimentos frescos, los que tienen más altibajos) se ha colocado en el 2,7% en agosto, tras acelerarse tres décimas respecto de julio.

A estas alturas, con la inflación general instalada en el 3,6%, nadie considera posible alcanzar el objetivo del 2% para final de año. "No podemos decir que el Gobierno esté satisfecho", explicó ayer el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Su justificación, en parte, es que "prácticamente ningún país de la UE cumplirá sus objetivos" y que la economía española mantiene un crecimiento económico superior al de sus socios.

Este año se repite la historia del año pasado, pero con la diferencia de que entonces el Gobierno revisó el objetivo oficial y en éste todavía no. Por estas fechas el año pasado, el entonces secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro, hoy ministro, culpó al petróleo (a 23 dólares el barril en aquellas fechas) del alza del IPC y adelantó que el Gobierno facilitaría la distribución de gasolina en los híper para aumentar la competencia. Esta medida finalmente se aprobó en el paquete liberalizador de junio pasado.

La nueva previsión se dará a conocer, con toda probabilidad, a finales de mes, junto con los Presupuestos de 2001. Los expertos estiman una inflación en torno al 3,5% para final de año.

La desviación que se produzca en noviembre dará lugar a una paga extra para los pensionistas (con un coste total de 150.000 millones de pesetas por cada punto que supere el objetivo) y pondrá en marcha las cláusulas de revisión de los convenios. A los funcionarios no se les compensará por la pérdida de poder adquisitivo, por segundo año consecutivo.

Tarifas reguladas

Para 2001 se mantiene el objetivo del 2%, pese a que nadie tiene claro qué ocurrirá con los precios del petróleo. En agosto pasado se produjeron, sobre todo, subidas en el gasóleo (casi siete pesetas) que fueron inferiores en el caso de las gasolinas (en torno a dos pesetas). El capítulo de carburantes y combustibles en el IPC recoge una subida de dos décimas respecto de julio, cuando el pasado año aumentó un 4,2%. En relación a los últimos doce meses, el incremento es del 13% inferior al 17,4% de julio. Otras subidas de precios con efecto en el IPC de agosto responden a tarifas reguladas o a situaciones de monopolio de hecho. Aunque el Gobierno mantiene congelado el precio del butano y ha reducido el de la electricidad, el gas de uso doméstico -utilizado por 3,7 millones de hogares- ha subido ya un 16% desde principios de año. La cuota de abono de Telefónica se ha incrementado en 100 pesetas en agosto (un 1,1% en ese mes respecto de julio, según el IPC) y ha subido el precio del tabaco (un 1,5%).

Con todo, el sector del turismo y la hostelería es el que más descontento ha producido en el Gobierno. Sus precios subieron en agosto un 1,4% respecto de julio y se colocan en el 6,3% en los últimos doce meses, la tasa más alta desde octubre de 1993. Los servicios turísticos (viajes organizados) han aumentado un 12% en agosto respecto de julio y un 25,1% en los últimos doce meses.

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