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Sydney 2000

¡Qué frío!

Los Juegos comienzan en pleno invierno austral y los deportistas se resienten

Carlos Arribas

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Pedroso y Sotomayor, preocupados

Sí, ya se sabe que los triatletas son gente sufrida, acostumbrada a la dureza y a las adversidades, pero quizás lo de ayer, y lo que les espera el sábado y el domingo, fue excesivo. Sí, el escenario, como dicen todas las guías, es precioso, una postal con lo mejor de Sydney, la Opera House, el puente del puerto al fondo, el jardín botánico y el puerto, pero ellos, los deportistas, poco podrán disfrutar del paisaje y de las vistas, enfrascados, como estarán en nadar 1.500 metros, todo seguido correr en bicicleta 40 kilómetros y terminar, sin parar, corriendo a pie 10.000 metros. A ellos, a las triatletas que el sábado se jugarán la primera medalla de los Juegos, y a los chicos, que competirán el domingo, son más las cosas que les preocupan que las que les deleitan. Y la principal es el frío. Frío auténtico. Frío de tiritar pese a los trajes de neopreno y el tímido sol que peleaba con la brisa.Los Juegos de Sydney son los Juegos de verano, pero la primera semana de competición coincidirá con los últimos siete días de invierno austral. Por las mañanas y al atardecer hace frío, y los triatletas no son los únicos que se quejan.

A las 10 de la mañana de ayer, la sombra cubría el triángulo de la bahía de Sydney donde se nadarán los 1.500 metros. La temperatura del agua era de 15,8 grados centígrados. Agua fría. A los deportistas, así, no les preocupaban tanto los tiburones que la prensa ha elegido como tema folklórico del mes -"estoy harto de que me pregunten por los tiburones", dijo malhumorado el encargado del recinto olímpico-, como el frío. "Vale, sí", decía José Merchán, triatleta sevillano, "llevamos trajes de neopreno y eso ayuda un poco, pero la cara, las manos y los pies los llevamos al descubierto, y acaban tiesos después de más de un cuarto de hora en el agua".

Maribel Blanco, la representante española en la prueba del sábado, estaba más pendiente de calentar que de las explicaciones y los consejos del técnico, Eduardo No, sobre cuál era la mejor posición en el pontón de salida o sobre cómo colocarse para poder tomar la estela de las nadadoras más potentes y así no quedar muy descolgada en la prueba. "Los diez días que llevamos en Australia nos hemos concentrado en Sutherland, en la Gold Coast, buscando unas mejores temperaturas", explica No. "Y creo que ha sido una buena idea".Aunque el caso de los triatletas es el más dramático, será, sin embargo, su competición una de las que menos se verá tocada por el invierno australiano.

El traje de neopreno, una vestimenta que no se suele usar apenas, cooperará, en todo caso, a que la primera transición, el paso de la natación al ciclismo sea una maniobra espectacular y dramática, con gente a la que se le enganche la cremallera o que tropiece al tratar de sacarse las perneras del mono. La marca que consigan, que se supone que será peor de lo habitual por el frío, no importa apenas.

Más tocará al espectáculo el viento que sopla por la zona del tiro con arco, una queja ya generalizada de los arqueros, que ven como sus esperanzas se las lleva el aire, o los 17 o 18 grados centígrados que hace en el velódromo, una temperatura que afectará a los tiempos que se consigan en las pruebas de velocidad en el ciclismo en pista, en las que el calor ayuda al rendimiento muscular.

Y, sobre todo, el lugar donde más preocupante será el efecto del frío sobre las prestaciones atléticas es en el Estadio Olímpico, en la pista de atletismo. Muchas veces lo que convierte a unos Juegos en éxito o en fracaso es el número de récords batidos, y cuanto más espectacular sea la prueba en que se consigan las plusmarcas, mejor.

Y aunque Maurice Greene, el récordman de 100 metros, dijo al llegar que sólo pensaba en ganar el oro y que el tiempo le daba igual, y que hasta se conformaba con hacer una marca de 10.14 segundos siempre que fuera suficiente, no cabe duda de que los organizadores australianos preferirían que bajara de 10 segundos, o mejor, que batiera su plusmarca mundial de 9,79.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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