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TENIS Open de Estados Unidos

Safin entra en la historia

El ruso de 20 años da una lección a Sampras e inaugura su palmarés en el 'Grand Slam'

Muchos espectadores tuvieron que rascarse la nariz, colocarse bien las gafas, o darse un pellizco para comprobar que lo que estaban presenciando no era un mal sueño. Las más de 20.000 personas que llenaban la pista central del Open de Estados Unidos no daban crédito a lo que ocurría. Pete Sampras, el hombre que ha ganado 13 títulos del Grand Slam y ha sido seis años consecutivos número uno del mundo, pasó por un calvario, y recibió una auténtica lección del ruso Marat Safin. Perdió la final por 6-4, 6-3, 6-3 en 1 hora y 38 minutos.Safin, de 20 años, entró en la historia no sólo por ganar su primer título del Grand Slam, sino por hacerlo de una forma tan brillante ante un jugador que ha extendido su reinado a lo largo de toda una década. Sampras, de 29 años, puede ser considerado el tenista más grande de la historia en base a los récords que ha establecido. Sin embargo, tras la derrota que ayer sufrió en Nueva York, no sería extraño que se replanteara todo su futuro. Safin, convertido en el abanderado de la nueva generación, puso la primera piedra del edificio del nuevo milenio que están dispuestos a levantar los "new balls, please" (título de la campaña que el ATP Tour realiza para promocionar a los valores de futuro).

Con Safin, la nueva generación tomó el poder. Sampras será a partir de hoy el nuevo número uno mundial, pero el ruso ascenderá al grupo de los cinco primeros, y pasa a convertirse en la amenaza más seria para la vieja guardia. Su partido fue impecable. Jugó sin fisuras, cometiendo sólo 12 errores no forzados y ganando 37 puntos con golpes ganadores. Sirviendo 12 aces, cuatro más que el mejor sacador, Sampras. Y demostrando al estadounidense que no le temía, que podía soportar la presión del momento, y que ni siquiera le intimidaba el preciso juego de saque-volea del campeón de Wimbledon.

Sus golpes fluyeron con una naturalidad que sólo Sampras iguala. Safin convierte este juego en algo muy sencillo. Lo eleva a cotas de inverosímil belleza. Cuadra un golpe preciso cuando Sampras sube a la red, o le desborda rozando simplemente la bola y elevándola por encima de su alcance. Y es capaz, tal como ha estado demostrando en las dos semanas del torneo, de mantener este altísimo nivel de juego durante todo un campeonato.

"Si es capaz de sacar todo el potencial que lleva dentro, que tiemblen los demás jugadores", comenta su ex entrenador Rafael Mensua, el hombre que le dirigió desde los 14 años cuando se desplazó a vivir en Valencia. "Yo ya le había visto jugar a este nivel en otras ocasiones. Lo hizo en Roland Garros, en 1998 cuando eliminó a Agassi y Kuerten y llegó a octavos de final. Y más veces. Pero le faltaba continuidad. Debía aclarar algunas cosas que sólo él podía aclarar en su cabeza. Y ahora ya lo ha hecho".

Mensua y Safin cortaron su relación el pasado abril, tras un inicio de temporada horrible, en el que el ruso no pasó de la segunda ronda en 11 torneos. Fue a partir de entonces, tras el open de Montecarlo, cuando todo comenzó a cambiar. Trabajó unos meses con Andrei Chesnokov, y luego con Alexander Volkov, su actual entrenador. Y ganó los títulos de Barcelona y Mallorca, jugó la final de Hamburgo, los cuartos de final de Roland Garros, y la final de Indianápolis, antes de afrontar el último Grand Slam del año.

Llegó a Nueva York afirmando: "Vengo a ganar el título". Nadie le dio crédito al principio, y ni los encargados del transporte le reconocían, y le obligaban a repetir su nombre al pedir un servicio. Pero ahora su vida ha cambiado. El Open de Estados Unidos le ha convertido en estrella. Y el brillo se reflejó en su cara cuando recogió el talón de 152 millones de pesetas y el trofeo de campeón. "Nunca en mi vida había jugado así", afirmó el ruso. "Tomé las decisiones acertadas durante todo el partido. Pero en el último juego no podía ni moverme de nervioso que estaba". Sampras rememoró el momento en que él había ganado este torneo por primera vez con 19 años, en 1990. "Marat me lo recuerda", comentó. "Y le doy todo el crédito".

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