Las bicicletas, al poder
Este verano he tenido la oportunidad de vivir un tiempo en Alemania, desde donde escribo, y con grata sorpresa he presenciado lo que supone la cultura de la bicicleta. Aquí todo el mundo, como se suele decir, va sobre dos ruedas: los niños, las mujeres mayores, los hombres con corbata, los estudiantes. Además, prácticamente todas las calles tienen dos carriles para las bicis, uno por cada acera. A la salida de las estaciones de tren de algunas ciudades alemanas se ven también grandes aparcamientos para bicicletas.Me parece que ésta es una más que saludable manera de conducirse por la vida, y en España podríamos superarla. Nosotros disfrutamos de un clima más seco que nos permite montar en bicicleta con mayor comodidad. Si empezamos a llenar la calle con bicicletas, veremos cómo ahorramos en combustible, contaminamos menos, estamos más sanos y gozamos de mejor humor.
No hace falta que los ayuntamientos se gasten mucho dinero: unas cuantas rayas blancas y un poco de respeto por parte de los automovilistas bastaría. En una segunda fase se puede anular el tráfico de vehículos de motor por el centro de las ciudades, que sólo puedan circular viandantes, bicicletas, vehículos de profesionales o especiales y los transportes públicos. Estoy convencido de que para desplazamientos inferiores a cinco kilómetros la bicicleta es el medio de transporte idóneo. A su vez, metros, trenes y autobuses deberían disponer de espacio suficiente para albergar unas cuantas de ellas, por si estamos muy cansados o llueve mucho.
Y lo bueno es que para conseguir esto no hace falta pedirle permiso a ningún político, sólo hay que salir un buen día con la bicicleta por la puerta de casa. ¿Qué les parece? ¿Nos vamos animando?- Juan López Tarjuelo. Mainz, Alemania.
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