Misterios con Igor
Que la Vuelta ha entrado en una fase de paro técnico lo demuestra el revuelo que se organiza a raíz del mínimo rumor. Es algo innato en la carrera española, la locura ante el más pequeño detalle. La carrera se detuvo en Zaragoza y nada ocurría. Entonces, se encendió la chispa. Sin decirlo con claridad, una emisora de radio lanza una sospecha: "hoy puede haber una noticia desagradable...", "Igor González de Galdeano...". Palabras sueltas. Nada claro. La esencia del rumor. Llega el autobús del Vitalicio y Galdeano se baja, como cualquier día, con su uniforme rojo y blanco, con el casco y con el auricular. ¿Qué ocurre? Pero si alguien había dicho que no iba a salir.Javier Mínguez, el director de Igor, escucha el runrún y reacciona aireado y nervioso. Acude donde el ciclista y le insiste: "Vete a firmar, rápido, que llegas tarde". Tenía más de media hora para hacer esa gestión, que le llevaba medio minuto. Pero de ese modo, el ciclista se quita de encima a la prensa. Total, que nadie aclara nada. Sólo se niega todo, sin dar explicaciones y con prisas. "Esto es puro sensacionalismo", reaccionó el entrenador Mínguez.
Cuando se tranquilizan en el Vitalicio, empiezan a aclarar. "En realidad, sólo tiene unas molestias en la rodilla. Pero no es nada". Igor añade algo más: "La tengo hinchada. Es una consecuencia de la contrarreloj de Tarragona". Allí, completó la segunda parte de la etapa con la pierna izquierda dormida, al parecer, por una mala postura sobre la bicicleta de la contrarreloj. De aquello, aún conserva una especie de moretón.
Galdeano salió, por supuesto. Y no se le vio en dificultades durante toda la jornada, aunque llegó cortado en la recta final y los jueces le apuntaron un retraso de seis segundos con respecto al resto de favoritos. Hoy tiene otro día de descanso por delante para atender la lesión, cuyas consecuencias se mantienen con cierto misterio.
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