David Seco no halla patrocinador para disputar la Copa del Mundo de ciclocross
"Estoy dispuesto a trabajar por las noches, de camarero si hace falta, pero pienso disputar la Copa del Mundo de ciclocross". David Seco ha convertido su carrera deportiva en una cuestión de voluntad. Ya no se trata de entrenarse como un poseso; su futuro depende de un mecenas. Seco se ha convertido en un personaje extraño en Euskadi, la comunidad más entusiasta a la hora de poblar cunetas sólo por el placer de seguir a un pelotón. Las campas son otra cosa, y el ciclocross apenas interesa a una minoría romántica, nunca a patrocinadores o instituciones públicas. Ahora mismo, el vizcaíno (27 años) ocupa el decimoquinto puesto de la lista mundial, privilegio ganado artesanalmente: sin medios, aceptó el gesto del campeón holandés Paul Herrijers y se mudó a su casa para empaparse de la tradición local. Herrijers asegura que no conoce otro corredor con mayor margen de progresión que Seco. Éste último reclamó el apoyo del conjunto profesional Euskaltel y presentó un presupuesto neto de 15 millones de pesetas para asegurarse la infraestructura necesaria para disputar las pruebas de la Copa del Mundo. Euskaltel esquivó la petición esgrimiendo problemas de presupuesto, desentendiéndose de la fracción pobre del ciclismo. El representante del corredor (su hermano) rebajó sus pretensiones iniciales y dejó que Euskaltel decidiera qué suma invertir. Todavía sin respuesta, la inmenencia del arranque de la temporada invita al pesimismo. Banesto, Kelme y Once han respondido con evasivas similares a las de Euskaltel. Y Seco sigue en su cuneta particular.
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