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Los sondeos de opinión pronostican una derrota de Milosevic en las presidenciales de Yugoslavia

Varios sondeos de opinión, publicados estos días en Belgrado, conceden una ventaja de hasta el 20% al candidato de 18 partidos de oposición, Vojislav Kostunica, en las elecciones presidenciales de Yugoslavia, previstas para el próximo día 24. No obstante, las posibilidades de que siga en el poder del hombre fuerte del régimen, el presidente Slobodan Milosevic, son muy elevadas.La masiva campaña en los medios de comunicación, sobre todo en la televisión oficial serbia; las intimidaciones policiales contra la oposición; el boicoteo de las elecciones por parte del Gobierno de Montenegro y los posibles fraudes en el escrutinio de los votos de Kosovo abren serias dudas sobre la posibilidad de que Milosevic entregue el poder.

La demoscopia registra el deseo de cambio en Yugoslavia con cifras que, en circustancias normales, no dejarían el menor resquicio de duda sobre la seguridad del triunfo opositor. Sin embargo, en Yugoslavia nada es normal, salvo el despliegue de un régimen dispuesto a no entregar el poder.

Milosevic no tiene otra alternativa que ganar. Por si le quedaba algún resquicio de duda, ayer se encargó de recordárselo Carla del Ponte, la fiscal del Tribunal Penal Internacional de La Haya para los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia (TPI). En una gira por Bulgaria, Del Ponte declaró: "Estoy segura de conseguir una condena a cadena perpetua para Milosevic. Estoy dispuesta a llevar a Milosevic ante el TPI, porque disponemos de pruebas suficientes para ello".

La fiscal Del Ponte se mueve cual elefante en cacharrería. Sus declaraciones sirven para convencer a Milosevic y los suyos de que no les queda otra que aferrarse con uñas y dientes al poder, si no quieren acabar como criminales en La Haya. El candidato con posibilidades demoscópicas de derrotar a Milosevic, Kostunica, se esfuerza por hacer buena letra y afirmar que no lo entregará a La Haya; critica a Estados Unidos en cada oportunidad que se le presenta y trata de ofrecer al electorado una imagen de nacionalista serbio por encima de toda sospecha.

Desde el régimen se ha puestro en marcha toda la maquinaria de propaganda. La televisión oficial serbia, la única con cobertura nacional, se encarga de equiparar a la oposición con los que hace poco más de un año bombardearon durante 78 días Yugoslavia, fieles a las banderas de la OTAN, mientras Milosevic y los suyos sólo tienen una.

Frente a los sondeos que dan a Kostunica diferencias de hasta un 20% sobre Milosevic, el régimen argumenta con la cifra de 1,5 millones de firmantes en apoyo de la candidatura del hombre fuerte del régimen. Los opositores argumentan que se trata de nombres tomados de la guía de teléfonos y que además muchos firman para evitar complicaciones en las empresas, pero el día 24 votarán por el candidato opositor.

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Kostunica ha logrado imponerse como la alternativa del cambio para un pueblo hastiado, que vive sumido casi en la miseria, dependiente del pluriempleo, de los envíos de familiares residentes en el extranjero o de la comida que los parientes del campo puedan aportar. Traducir en votos este hastío contra Milosevic y su régimen es el desafió pendiente que le espera a Kostunica.

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