Batalla por un escudo
En un almacén ubicado en el kilómetro 6 de la carretera a San Martín de la Vega se esconde un pedazo de historia cuya existencia podría pasar inadvertida si tras de sí no se hubiera desatado una batalla legal que enfrenta a una empresa de demoliciones y a una asociación vecinal.Ese pedazo de historia no es más que un escudo nobiliario del que apenas se tienen datos y que apareció oculto en los muros de una vieja casa de Vicálvaro en la plaza de Don Antonio de Andrés. En esa vivienda, de dos plantas, funcionó hasta hace poco una peluquería y la sede social de un club de fútbol.
Todo comenzó el pasado mes de julio. Mientras llevaban a cabo la demolición de la vivienda, que había sido declarada en ruina, los operarios de la empresa Demoliciones y Rehabilitaciones del Sur, SA, encontraron el escudo. "Estaba justo entre la pared que da a la plaza y tapado con yeso", cuenta Valentín González Gálvez, el presidente de la asociación vecinal Vicus Albus.
Valentín pasaba casualmente por allí, reparó en el hallazgo y decidió fotografiarlo. El dueño de la vivienda, Zacarías Moreno Esteban, intentó llegar a un acuerdo con la empresa de demoliciones para que el escudo se quedara en la zona y fuese colocado en la nueva edificación que se construirá en ese lugar, pero sin éxito. Entonces dejó el asunto en manos de Vicus Albus, la asociación vecinal que preside Valentín González y que lleva más de 19 años dedicada a recuperar la memoria histórica de Vicálvaro.
Así las cosas, la batalla legal enfrenta ahora a los vecinos y a la empresa demoledora. Su director, Paco González, afirma que el escudo se halla en los almacenes y que será la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad la que decida qué ocurrirá con el blasón.
"Para mí es un expolio al patrimonio. El escudo debería quedarse en el lugar en el que fue encontrado", dice Valentín González. "Una persona de nuestra asociación estuvo en la empresa el pasado 29 de julio. Se interesó por el escudo y le dijeron que se lo vendían en 600.000 pesetas", asegura González. Tal acusación es rechazada por el director de Demoliciones y Rehabilitaciones: "Eso no es cierto. Aquí no ha venido nadie. Además, el escudo no se va a vender ni se va a perder". Y añade: "Ellos no pueden contar con una cosa que no es suya. Nosotros lo encontramos, así que en principio es de la empresa. Ya lo comunicamos a Patrimonio y estamos esperando que vengan a tasarlo para saber su valor real. Pero que se les quite de la cabeza que eso es suyo".
De la adarga que ha generado tal enfrentamiento, casi no se tienen datos. Valentín González cree que puede tener un poco menos de un metro de alto y 60 centímetros de ancho. "Está muy bien trabajada", asegura. Lo único raro del escudo es que una de sus inscripciones no guarda los cánones establecidos por la heráldica.
Por su parte, la Dirección General de Patrimonio está estudiando el caso y podría pedir a la empresa demoledora que devuelva el escudo. Pero, de acuerdo con la normativa vigente, quien encuentre el blasón tendrá derecho a recibir la mitad de su valor real.
Por lo pronto, la batalla continúa. Unos y otros están a la espera de que la Comunidad se pronuncie al respecto: "El escudo tiene que volver", dice, convencido, Valentín González. "Que se les quite de la cabeza que es suyo", insiste Paco González, el director de la empresa demoledora.
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