El ex primer ministro Hariri arrasa en las elecciones de Líbano frente a la lista prosiria
En la historia de Líbano independiente, desde hace 57 años, no se recuerda una victoria tan aplastante. En la segunda fase de las elecciones legislativas, celebrada el pasado domingo, la coalición encabezada por el magnate Rafic Hariri ha obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento. Más llamativo aún: ha conquistado los 19 escaños de la capital derrotando al primer ministro, Selim el Hoss, y a tres de sus ministros. El gran perdedor es, sin embargo, el presidente de la República, Émile Lahoud, que con el beneplácito de Siria echó en 1998 a Hariri de la jefatura del Gobierno.
Hoss reconoció ayer su derrota, que achacó al "poder del dinero" y a la "movilización sectaria", y el presidente Lahoud afirmó, por su parte, que respetaría la Constitución dando así a entender que, muy a pesar suyo, nombraría a Hariri, de 55 años, primer ministro.Hariri, un musulmán suní cuya fortuna personal se estima que supera los 10.000 millones de dólares, ha llevado a cabo una arrolladora campaña electoral a la americana al tiempo que ha forjado alianzas atípicas en Líbano con otros dirigentes, musulmanes no suníes y cristianos.
Walid Jumblat, el líder de la comunidad drusa, cuya lista interconfesional ganó por goleada en la primera fase de los comicios, el domingo 27 de agosto, es, por ejemplo, ahora, uno de sus principales socios políticos.
La libra libanesa, que se reevaluó frente al dólar, y la bolsa de Beirut, celebraron ayer a su manera la victoria de Hariri. Las acciones de Solidère, la empresa inmobiliaria con la que Hariri acometió la reconstrucción del centro de Beirut, experimentaron una fuerte subida.
La principal tarea de Hariri durante los seis años (1992-98) en los que estuvo al frente del Gobierno fue la reconstrucción, aún por completar, del centro de una capital arrasada por 14 años de guerra civil (1976-90) y por una invasión israelí (1982).
La elección de un nuevo presidente de la República, el general maronita Émile Lahoud, puso fin hace dos años al mandato de Hariri. Lahoud se deshizo de él con el beneplácito de Damasco que le consideraba demasiado receptivo a los argumentos de Arabia Saudí, el país en el que hizo su fortuna, y EE UU y Francia.
En previsión de su regreso al poder, el jefe del Estado y su ex primer ministro han ido limando asperezas en las últimas horas. "No tengo ningún enfrentamiento personal con el presidente Lahoud", insistía, por ejemplo, Hariri.
En el sur de Líbano, cuya zona más meridional fue evacuada en mayo por Israel, la coalición de dos formación shiíes Amal y Hezbolá (Partido de Dios), obtuvo los 23 escaños en disputa. Si Damasco les hubiese permitido presentarse por separado es probable que Hezbolá, cuyos ataques armados acabaron forzando a Israel a retirarse, hubiese arrasado en solitario en toda la región.
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