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Reportaje:EXCURSIONES'LOS TESOROS DE ABANTOS'

Millones de rincones

Desde que Felipe II eligió su ladera sur para emplazar el mayor inmueble de granito que han visto los siglos, el monte Abantos se ha ido llenando de fuentes, parques, miradores, embalses..., a tal punto que hoy su riqueza es menos ecológica que sociológica. Esta lógica es la que parece haber inspirado la senda Los tesoros de Abantos: una senda señalizada por la Consejería de Medio Ambiente (el otro medio ya nos lo hemos cargado), de dos kilómetros y una hora de duración, que conduce desde San Lorenzo de El Escorial hasta el arboreto Luis Ceballos, descubriendo los muchos rincones donde, con mejores o peores intenciones, hombre y naturaleza se tocan.Dicha senda nace junto al viejo hotel Felipe II, hoy Eurofórum Felipe II, sede de los cursos de verano de la Complutense. Allí, en la gran explanada destinada a aparcamiento público, descubriremos el primer tesoro: el arca del Romeral, un recio depósito de sillería de granito que formaba parte de la red de captación y distribución de agua diseñada en el siglo XVI para abastecer al flamante monasterio. Y en la esquina del arca, el primero de los jalones de madera que van a guiar nuestros pasos, cada cual con un primoroso icono alusivo al tesoro en cuestión. Dos años hará que los instalaron y aún no los han birlado todos. España, no te reconocemos.

Del estacionamiento salimos hacia la derecha, calle abajo, y al llegar al cruce con la del Pinar, subimos por ella para luego seguir por el camino (de tierra) de la fuente de la Bola. La colonia del Romeral, cuyos chalés nos rodean, es fruto de una parcelación del pinar ejecutada en 1923 por unos promotores que planeaban, para más estropicio, llevar un funicular hasta la cima del Abantos y allí plantar un hotel-casino. La vieja fuente de la Bola, por su parte, preside una melancólica rotonda, a la sombra de una acacia, y como le rompieran el caño, algún manitas le ha puesto un grifo de ducha de doble mando con pegatina de Leroy Merlín, por si hubiere reclamaciones.

Poco más arriba pasa la carretera de la Presa, por la cual ascendemos para desviarnos en la primera curva por la senda que corre junto a la valla del embalse del Romeral. Así llegamos en un amén al mirador de la Casita Rústica, terraza de un bar campestre de tiempos de Alfonso XIII donde antaño se bailaba al son del organillo y donde hogaño nos gozamos con las vistas de la presa y las cumbres tetudas de las Machotas. Y, a continuación, al parque Miguel del Campo, que está en la vaguada a espaldas del embalse, abandonado y romántico, salpicado de ancianos chopos, tilos, cedros, castaños..., y del agua de dos fuentes: la de la Currutaca y la de la Teja.

Remontando la vaguada por la derecha de un antiguo canal de granito, no tardamos ni cinco minutos en salir por una portilla a un ancho camino, con aspecto de pista forestal, que en realidad es un ramal de la Cañada Real Leonesa. A 200 metros de aquí, subiendo hacia la izquierda por esta venerable vía de ganado trashumante, topamos una senda que se desvía a la diestra, junto a una arqueta de cemento, y la seguimos monte arriba, atentos siempre a los jalones de madera. El icono que enseguida vemos, representando unas bellotas, señala los escasos restos que, entre el pinar foráneo -mayormen-te resinero-, quedan de las encinas y los robles autóctonos que poblaban el Abantos en siglos menos repobladores que el nuestro.

A una hora -o poco más- del inicio, la senda desemboca en la carretera del puerto de Malagón. Muy cerca, a mano izquierda, queda el arboreto Luis Ceballos, donde desde 1996 se muestran al público más de 150 especies de árboles y arbustos de la península Ibérica. Un interesante montaje, por más que -como ya dijimos en otra ocasión- no fuera éste el mejor lugar para hacerlo, pues el Abantos es ya tan rico en fuentes, barbacoas, estanques y plantas exóticas, que más que un monte parece un catálogo de Jardiland. Y ésa va a ser, con el tiempo, su única riqueza: rincones para gente de ciudad.

Dos kilómetros sin dificultad

- Dónde. San Lorenzo de El Escorial dista 49 kilómetros de la capital yendo por la carretera de A Coruña (A-6) hasta Las Rozas y cogiendo el desvío a El Escorial (M-505). Hay tren de cercanías (Renfe, teléfono 902 24 02 02) y autobuses de Herranz (teléfono 91 890 41 00) con salida desde Moncloa. Una vez en San Lorenzo, numerosos indicadores nos guiarán hasta el Eurofórum Felipe II, donde nace la senda. - Cuándo. Paseo de poco más de dos kilómetros y una hora de duración -sólo ida-, con un desnivel acumulado de 235 metros y una dificultad muy baja. Al final de la senda se encuentra el arboreto Luis Ceballos, que puede visitarse siguiendo un camino empedrado en apenas 30 minutos. Horario del arboreto: de 10.00 a 18.00 horas; abierto todo el año, excepto los días 25 y 31 de diciembre.

- Quién. El personal del arboreto Luis Ceballos atiende en el teléfono 91 898 21 32, debiendo llamarse para concertar una visita guiada en grupo. Tanto ésta como la individual (por libre) son gratuitas. También se dan guías impresas de la senda Los tesoros de Abantos.

- Y qué más. Cartografía: hoja 18-21 (San Lorenzo de El Escorial) del Servicio Geográfico del Ejército, o mapa excursionista Sierra de Guadarrama, editado por La Tienda Verde (teléfono 91 534 32 57).

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