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La crisis de un teatro que es historia

El famoso teatro Bolshoi ha llegado al Festival de Santander en un periodo de crisis financiera y artística. Los problemas económicos han impedido terminar las obras en la filial, lo que obligará a suspender los espéctaculos en el histórico edificio de Moscú, que se encuentra en estado semirruinoso, mientras la compañía debe luchar por mantener un liderazgo cada vez más cuestionado en Rusia por Marínski, de San Petersburgo, que, según muchos especialistas, ha dejado atrás al Bolshoi, encabezado desde hace cinco años por Vladímir Vasíliev.

El Bolshoi siempre ha estado en el centro de la vida cultural rusa y, en los últimos años, ha sido escenario de grandes polémicas. Criticado por su estancamiento artístico a principios de los noventa, la batalla interna se selló con la derrota de Yuri Grigoróvich, que había regido el teatro con mano dictatorial durante más de 30 años, y la llegada de Vasíliev como director. Con él entró en el Bolshoi una brisa fresca: llegaron nuevos artistas, se renovó el reportorio y se invitó a coreógrafos y directores famosos para que pusieran nuevas obras. A pesar de los esfuerzos de Vasíliev, los críticos han sido duros con el Bolshoi. Muchos piensan que el repertorio se ha empobrecido.

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El BOLSHOI PRESENTA UNA 'GISELLE' VESTIDA POR GIVENCHY A punto de cumplir 225 años, el arte del ballet del mítico teatro de Moscú desembarca hoy en el Festival Internacional de Santander con dos de las mejores bazas del repertorio del siglo XIX: 'Giselle' y 'La bella durmiente'. María José Díaz de Tuesta

El Bolshoi es también foco de acaloradas discusiones, relacionadas con la reconstrucción del edificio. Vasíliev desea aprovechar la necesidad de reparar el edificio para introducir importantes innovaciones. Vasíliev quiere convertir al viejo edificio del Bolshoi en un "teatro del siglo XXI", para lo cual se creará todo un complejo junto a la principal escena de ballet de Moscú. El mismo edificio tendrá que sufrir una profunda reconstrucción: según el proyecto más audaz, dos tercios serán echados abajo y construidos a partir de cero.

El complejo del Bolshoi estará formado por una serie de edificios, entre los que destacan la Casa de los Trubetskói, los Talleres en la calle Bolshaya Dmítrovka y la nueva filial en la plaza Teatral, donde se encuentra ahora el Bolshoi. Las obras de esta filial, que debían haber empezado la temporada pasada, están estancadas debido a la falta de dinero. Se necesitan 12.184 millones de pesetas para terminarla, y el presupuesto mínimo para la reconstrucción del mismo Bolshoi es de 43.500 millones de pesetas.

Vasíliev quería ver terminado este gran proyecto para sus 60 años, que cumplió el pasado abril, coincidiendo con sus cinco años al frente del Bolshoi. Pero no pudo ser, y el gran bailarín y coreógrafo se tuvo que contentar con hacer un balance exclusivamente artístico. Entre los triunfos de su gestión destaca el que en el repertorio del teatro haya ahora ballets de Balanchine, quien en la época soviética figuraba en la lista negra.

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