Justos de fuerzas
Los Guardiolas salieron justos de fuerzas. Servidor no está de acuerdo con la expresión, pero es lo que se lleva. "Justos de fuerzas" es frase recurrente que, como el tres-en-uno, vale para todo. Sacan una corrida inválida, y diciendo que era "justa de fuerzas" los taurinos y los gacetilleros, quedan bien con el ganadero, los toreros, la empresa y el sursuncorda, que es de lo que se trata.Lo de Bilbao fue justo de fuerzas en el sentido de que no se tenía en pie. Lo de Bilbao, si se expresa sin ponerle parches a la realidad de la vida, constituyó una vergüenza, y provocó un aburrimiento supino. Lo de Bilbao, se repite, y deja pasto de la pérfida Helicobacter pylori a la inocente afición.
Domínguez / Califa, Uceda, Bautista
Cuatro toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas -uno devuelto por inválido- y 2º y 4º de Salvador Guardiola Fantoni, discretos de presencia, inválidos, manejables. 5º, sobrero, de José Miguel Arroyo, terciado, encastado.El Califa: estocada trasera, rueda insistente de peones y dos descabellos (palmas); dos pinchazos -primer aviso-, media, tres descabellos -segundo aviso- y dos descabellos (silencio). Uceda Leal: pinchazo y media (silencio); estocada trasera -aviso- y se echa el toro (ovación y salida al tercio). Juan Bautista: pinchazo y estocada (vuelta); estocada saliendo cogido (oreja). Plaza de Vista Alegre, 20 de agosto. 2ª corrida de feria. Dos tercios de entrada.
Del fracaso de los toreros echarán ahora la culpa a los toros: resultaban deslucidos, había que porfiarlos, no transmitían... He aquí otro hallazgo de los taurinos y los gacetilleros que les siguen el juego: la transmisión. Los toros -gran síntesis de la ciencia táurica- se dividen en los que transmiten y los que no transmiten. O sea, unos tienen micrófono y otros van de oyentes. Lo que no se suele mencionar, sin embargo, es el toreo que los diestros les hacen a estos toros oyentes. Pues no es lo mismo endilgarlos pases que interpretarlos el toreo verdadero. Ni El Califa, ni Uceda Leal, ni Juan Bautista intentaron hacer el toreo verdadero. Ni por casualidad lo intentaron. Vamos, que ni locos.
Para empezar, ninguno de los tres dio ni una verónica. Se dice pronto. La verónica, base del toreo de capa, lance inexcusable en toda lidia a lo largo de la historia de la tauromaquia, ni la dieron ni la intentaron. Se hacían presentes para recibir al toro, le fregoteaban unos apurados trapazos perdiendo terreno, alguna rara vez acababan fingiendo media verónica o tirando una larga, y casi siempre dejaban que el toro escapara a su aire, sin rematar ni nada.
Tampoco se crea que el público se lo reprochaba. El público ya se está acostumbrando a esa nueva fiesta que trajeron hace una década una cuadrilla de coletudos incompetentes con la ayuda de otra -civil-, cara dura y golfante; y si no hay verónicas o ninguna de las restantes suertes fundamentales del arte de torear, le trae sin cuidado. Con las posturas de los pegapases el público actual se conforma.
Y le conformó la tosquedad, el gusto montaraz, la destemplanza, la falta de recursos de El Califa, incapaz de hacerles a sendos borregos tullidos faenas de mediano ajuste y reunión. Pegaba pases malos El Califa y el público bilbaíno aguantaba pacientemente sin ponerse de los nervios; tiene mérito. Con la espada estuvo peor el diestro, aunque podría ser consecuencia de una herida que padece en la mano derecha.
Los compañeros de terna del mencionado coletudo no se crea que rayaron a mayor altura. Sólo disimularon mejor el pegapasismo, pues utilizan formas galanas. El fundamento es el mismo, pero dan cierto color y alegría al derechazo, y hasta puede que los exegetas de la norma sagrada las eleven a la categoría de arte. Plúmbeo estuvo Uceda Leal con un inválido aborregado de Guardiola. Mas devuelto el quinto precisamente por su invalidez, le sustituyó un torillo terciado de José Miguel Arroyo que peleó en dos varas, sacó casta, desarrolló nobleza, y Uceda Leal pudo darle a su sabor una interminable sesión de derechazos. Llevaba el hombre nueve minutos de derechazos cuando se echó la muleta a la izquierda. Claro que no son horas, a los nueve minutos, de salirse con naturales y los que dio no parecieron quedar bien. Oyó un aviso y la faena, que debió ser de oreja, se quedó en una cortés ovación debida a la proverbial cortesía del público bilbaíno.
Las intervenciones de Juan Bautista no remontaban el nivel de aburrimiento profundo que se traían los tres espadas. Al borrego inválido que hizo tercero le aplicó faena superficial. Al noble y flojito sexto, un montón de naturales sin especial relieve. Se volcó al matar, salió del trance cogido y el dramatismo del percance le valió una oreja. Tan justa de méritos como las fuerzas de los animalitos de dios que soltaron para escarnio de la fiesta. Pero le vale para la estadística. Y, además, menos da una piedra.
Intensa temporada taurina
Empieza esta semana una de las fases más intensas de la temporada. Entran de lleno la Feria de Bilbao -la más importante del Norte- y la de Almería, y dentro de unos días vivirá la Comunidad madrileña la celebración simultánea de las ferias de Colmenar Viejo, San Sebastián de los Reyes y Alcalá de Henares, a las que se unen la habitual corrida de toros de Las Ventas y otras funciones en pequeñas poblaciones. Enrique Ponce, Rivera Ordóñez y Miguel Abellán, con toros de Puerto de San Lorenzo, es el cartel de hoy en Bilbao. Mañana repite Ponce, con toros de Atanasio Fernández, en cuya lidia alternará con Morante de la Puebla y un sustituto del anunciado Espartaco, que podría ser el diestro mexicano Zotoluco. Los restantes carteles de las llamadas Corridas Generales de Bilbao tienen las siguientes combinaciones: miércoles día 23, Manuel Caballero, El Cordobés y El Juli (toros de Santiago Domecq); día 24, Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y El Juli (El Pilar); día 25, Dávila Miura, Eugenio de Mora y Miguel Abellán (Torrealta); día 26, Pepín Liria, Juan José Padilla y José Luis Moreno (Cebada Gago), y el domingo, día 27, última corrida de la feria, Luis Francisco Esplá, Óscar Higares y José Luis Ramos (Dolores Aguirre).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.