Cuatro muertos en una pelea entre grupos enfrentados del PRI
Una pelea entre partidarios de diferentes facciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se saldó ayer con cuatro muertos, decenas de heridas y 108 detenidos, según informaron fuentes oficiales. La disputa tuvo lugar en el municipio de Chimalhuacán, a pocos kilómetros de la capital mexicana. La reyerta se produce cuando todos los ojos están puestos en Chiapas, en cuyas elecciones el PRI se juega el futuro.
El Ayuntamiento de Chimalhuacán se convirtió en un campo de batalla cuando cuando un grupo de priístas líderados por su cabecilla local, Guadalupe Buendía, la Loba, asaltó el edificio con el fin de evitar que el nuevo alcalde del PRI, Jesús Tolentino, tomara posesión de su cargo. Al parecer, se negó a conceder a los descontentos los puestos que había prometido durante la campaña. Este episodio de violencia se ha sumado a la conmoción por la pérdida de la presidencia de México que reina en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se juega su futuro inmediato en las elecciones para gobernador en el convulsionado Estado de Chiapas (al sur de México), donde el centroizquierdista Pablo Salazar, que ha logrado reunir a toda la oposición, incluso al zapatismo civil, es el favorito para derrotar al priísta Sami David David.
La mayoría de los sondeos colocan al senador Salazar por lo menos cinco puntos por encima de David David. Sin embargo, algunos observadores electorales mantienen la alerta sobre la posibilidad de un gran fraude. Coordinadora Ciudadana denunció que se siguen manipulando los programas de combate a la pobreza, comprando credenciales de elector (hasta por 5.500 pesetas) e intimidando a las comunidades indígenas para que otorguen su voto al PRI.
El gobernador Roberto Albores y el candidato oficial han dicho que respetarán el resultado de las elecciones del 20 de agosto sea cual sea, pero las agrupaciones agrarias, los defensores de los derechos humanos y los observadores electorales afirman que "todavía es posible en Chiapas un gran fraude", sobre todo porque el Estado es considerado como la "gran reserva del voto verde", como se llama al sufragio campesino en México.
Esta situación de incertidumbre ha llevado al obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, a pedir a los chiapanecos que "no confíen a nadie su credencial de elector... No se dejen comprar por los regalos o el dinero que les ofrezcan".
El Estado de Chiapas ocupa el primer lugar en pobreza y mortalidad. Un activista de los derechos humanos afirmó que "aquí [en la comunidad indígena de Xoyep] unos pesos hacen la diferencia entre comer y no comer, los priístas se aprovechan de eso".
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