"Soy como un enviado de Dios"
Aunque él se afana por desmentirlo, a León Grau se le considera como una de las primera grandes fortunas en Alcoy. Empresario que se ha hecho a sí mismo, emprendió su carrera a los 12 años cuando su padre inició un pequeño negocio con las 5.000 pesetas que obtuvo de una herencia en 1949. Ajeno a la arrogancia que suele traer pareja la abundancia económica, a sus 63 años no muestra ningún complejo a la hora de abordar aspectos como sus difíciles comienzos, su reclusión por evasión de capital o su profunda admiración por Steven Spilberg y Dom Perignon.Pregunta. ¿Qué consejo le daría a los que salen de la universidad con ansia de emular a empresarios de su talla?
Respuesta. Para llegar a lo más alto tiene que gustarte mucho tu trabajo. Se necesita mucha entrega y lo ideal es dedicarse a algo que no resulte pesado. La idea de que el trabajo sólo sirve para subir y ganar dinero no es buena. Hay que tomarlo como algo que te ayuda a hacer la vida más agradable.
P. ¿Qué hecha de menos de la época en que comenzó?
R. Yo provengo de una familia humilde. Entonces la gente le daba más valor a la amistad.
P. Ahora su popularidad da pie a todo tipo de comentario. Se dice de usted que es uno de los mejores clientes de Dom Perignon y que llegó a hablar con el mismo Steven Spielberg para que le diseñara el boato del capitán moro que ostentó en 1998. ¿Qué hay de cierto y qué de leyenda?
R. Lo de Spielberg fue un bulo. Se dio la circunstancia de que por aquellas fechas viajé a Nueva York. Saltó el rumor y creció y creció como una bola de nieve.
P. También se dice que estuvo en la Modelo de Barcelona.
R. Después de mi paso por la prisión empecé a dejar de pasar desapercibido. Ahí me empezó la fama. No me importa que hablen de mí, bien o mal, que incluso inventen historias, lo que me molesta es que metan en este saco a alguien de mi familia.
P. No es fácil encontrar un empresario tan comprometido con el arte y la obra social como usted ¿a qué se debe su faceta de mecenas?
R. Yo lo hago por el bien del pueblo y para las personas. Alguien me dijo en una ocasión que soy como un enviado de Dios y eso es bueno.
P. A la vista de casos como el de Mario Conde o Villalonga ¿cree usted en la compatibilidad de los negocios y la política?
R. Creo que hay gente a la que le pierde la ambición una vez llega a lo más alto.