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AGENDA

Electropaloma

En La Paloma pasan últimamente cosas extrañas. En los últimos tiempos, una de las salas de baile barcelonesas con más solera -feudo de los amantes de los bailes de salón, despedidas de soltero y de soltera, juergas de empresa o cenas de fin de curso- está empezando a recibir un nuevo tipo de clientela. ¿Qué busca? Una combinación muy peculiar de sonidos, entre música tecno y ritmos brasileños, ofrecida por la mano de Ángel Dust. Y desmadre, por qué no decirlo.Todo esto empieza a suceder hacia las 2.30. Antes, la orquesta La Camelia Blanca, dirigida por el maestro Gustavo Garrido, ofrece la tradicional sesión de música de siempre, aunque cada vez se está atreviendo más a combinar la orquestación con música electrónica trabajando conjuntamente con pinchadiscos. El compadreo entre la clientela habitual y los nuevos usuarios y la fusión entre las clásicas molduras del techo y las imágenes de vídeo que acompañan las sesiones de madrugada, hace de la nueva Paloma (Tigre, 27) una opción muy saludable.

El invento, que funciona los jueves y viernes, ha tenido éxito, aunque se ha difundido casi únicamente a través del boca a boca. De hecho, el reciclaje de las antiguas salas de baile de la ciudad en nuevos templos de la música electrónica empezó hace ya años, en una inteligente estrategia para captar nuevos públicos. El primero en prender la mecha fue el Apolo, que alberga el club Nitsa. Más recientemente, probó suerte la sala Cibeles, que los viernes por la noche se traviste de Mond Club y ofrece sesiones de personajes tan dispares como Jay-Jay Johanson, Miqui Puig y Alaska, entre otros.- I. O.

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