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Una anciana muere atropellada por un conductor ebrio en un paso de cebra

Vitalia de la Cruz, de 86 años, falleció ayer atropellada por un conductor ebrio en la calle de Villablanca, en el distrito de Vicálvaro. Ocurrió muy cerca de donde Víctor Rebollo, de 11 años, murió arrollado en 1992. Además de estos dos accidentes mortales, en esta vía se han producido varios más en los últimos años. Los vecinos reclaman soluciones y afirman que la calle sigue siendo "igual de peligrosa que siempre" por la falta de semáforos o badenes que obliguen a los coches a reducir la velocidad.

A cien por hora

La octogenaria, de origen cubano, falleció a las 9.45 de ayer al ser arrollada por un Ford Orion rojo, matrícula de Valencia, en la calle de Villablanca, mientras cruzaba un paso de cebra. El conductor que atropelló a la víctima dio positivo en el control de alcoholemia y fue puesto en libertad después de que el juez de guardia le tomara declaración, según fuentes de la Policía Municipal.Los vecinos de la zona aseguran que esta calle de Vicálvaro se ha cobrado la vida de tres menores en los últimos años. El caso más sonado fue el de Víctor Rebollo, un niño de 11 años, que murió el 5 de diciembre de 1992 bajo las ruedas de un coche blanco que se dio a la fuga. La muerte de Víctor, que ocurrió tres meses después del atropello mortal de otro menor, colmó la paciencia de los vecinos, que se manifestaron pidiendo medidas que evitasen el goteo de muertos en esa calle.

La calle donde fue atropellada ayer la anciana es una recta de 1.500 metros, con distintos cambios de rasante, que comunica Vicálvaro con Coslada. Los vecinos de la zona denuncian que estos hechos ocurren con demasiada frecuencia: "Hace un mes también atropellaron a dos ancianas, aunque gracias a Dios no las mataron".

Los residentes aseguran que el coche que acabó con la vida de Vitalia circulaba a más de 100 kilómetros por hora, en una vía donde el límite está en 40 kilómetros. El automóvil arrolló a la víctima y la desplazó 45 metros. Vitalia de la Cruz se dirigía a casa de uno de sus hijos cuando al cruzar la calle quedó empotrada contra el parabrisas del vehículo. Según una vecina, que salió de su casa al oír el golpe y el frenazo, el conductor, R. R. F., visiblemente nervioso, "se llevaba las manos a la cabeza y afirmaba que no iba tan rápido".Los vecinos de Vitalia se reunían ayer a la altura del número 24 de la calle de Villablanca, donde aún quedaban restos de cristales rotos y la marca de la frenada, y repetían sus habituales quejas de los últimos años: "Tienen que poner unos badenes o más semáforos. ¡Ya estamos hartos!". Mientras hablaban, numerosos coches pasaban a alta velocidad.

Federico Gutiérrez, familiar de la víctima, visiblemente afectado, recordaba: "Era una gran señora, llegó de Cuba hace mucho tiempo y se dedicaba a predicar con los Testigos de Jehová. Cuando la atropellaron iba a regar las plantas de casa de su hijo, que está de viaje en Cuba".

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Vitalia de la Cruz, viuda de un gallego que emigró a Cuba, llegó a España para vivir con su hijo Ángel García, que reside en Madrid desde hace 12 años y trabaja en el asador de pollos El Sabroso. Su otro hijo, Rafael García, ingeniero de Caminos, llegó a Madrid hace dos años.

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