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Reportaje:ANDALUCES OLÍMPICOS

Un trotamundos del voleibol

Juan José Salvador buscará, tras los Juegos Olímpicos, ganar un campeonato en Italia

NOMBRE: Juan José Salvador Jiménez.NACIDO EN: Almería.

EDAD: 25 años.

ESTATURA: 2,00.

PESO: 97 kilos.

ESPECIALIDAD: Central de voleibol.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Debuta en estos Juegos.

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OBJETIVO: Llegar a semifinales.

PALMARÉS: Una Copa del Rey con el Unicaja Almería.

Eso de darle golpes al balón con los antebrazos y lanzar el esférico al otro lado de una red no le gustó nunca a Juan José Salvador (Almería, 1975), pero Moisés Ruiz, su primer entrenador, se encargó de mudar sus gustos. "Hacía atletismo de forma habitual y cualquier otro deporte antes que jugar al voleibol. Imagino que no me gustaba porque no sabía jugar. Cuando uno no sabe, el balonvolea es un deporte muy pesado", explica Salvador.

Sea como fuere, no ha vuelto a soltar el balón desde que lo cogió a los 16 años. Con sólo 21 ya jugó en la liga francesa, en la temporada 1996-97 con el equipo de Cannes. Aquel año le valió para aprender francés del modo más envidiable para cualquier universitario. "Nos asignaron un traductor a mí y al otro español del equipo que iba con nosotros a todas partes. Era nuestra sombra. Fue un año estupendo", recuerda.

De Francia pasó directamente a Italia, país que acoge la liga de voleibol más importante del mundo y donde este año comenzará su tercera temporada en el equipo de Maceratta, tiempo suficiente para dominar también su lengua.

Pero, idiomas aparte, lo que el jugador valora más de la experiencia extranjera es jugar en ligas que empequeñecen a la española. "Allí es muy difícil ganar algo. Hay siete u ocho equipos con un nivel altísimo. Pero tengo la suerte de estar en uno de los mejores y hasta que no me echen de allí a patadas no me vengo, a no ser que el campeonato de España cambie muchísimo", razona el jugador.

El compromiso que el almeriense afronta en unos días en Sydney con la selección española de voleibol se concentra en optar a semifinales. "Estar entre los primeros será difícil, aunque podamos hacerlo. Entre el 1 y el 10 yo le doy un notable a la selección. El problema que le veo es que no somos constantes. Le falta el cambio de saberse fuerte". El diagnóstico realizado por Salvador es sintomático del panorama presente en el balonvolea nacional y, por extensión, de los propios jugadores que integran el equipo: la mayoría de ellos, 9 de los 12, juegan en el extranjero. "Que casi todos los jugadores salgan fuera demuestra la pobreza del panorama interior. No hay dinero ni equipos, aunque ahí estamos nosotros luchando", defiende el jugador. "Lo bonito de la selección es que hay buen ambiente y existen amigos dentro del equipo", asegura. Quizá también por ello, y a pesar de que sea su debut en unos Juegos Olímpicos, para Juan José Salvador la meta deportiva no se para en septiembre: "Después de Sydney, para un deportista de voleibol lo importantísimo sería ganar el campeonato italiano".

En su mirada al pasado para justificar el presente el jugador apela al trabajo personal y al "sacrificio" de estar fuera de casa como pilares fundamentales de su éxito. "He de agradecer parte de mi suerte a Moisés Ruiz, mi primer entrenador, y a mi familia. Sin olvidar a Juanjo Aguilera, periodista deportivo que siempre me ha dado buenos consejos". Se sabe privilegiado por trabajar en algo que le entusiasma y procura no obsesionarse con un futuro que, en lo deportivo, no irá más allá de los 32 años. "Pienso en el día a día, en estar bien en cada entrenamiento y no pensar a largo plazo. Lo importante es estar tranquilo", sostiene.

Si se cumple la teoría del jugador con respecto al papel que pueda hacer la sección española de voleibol en Sydney -"en los momentos importantes creo que damos la talla", dice- el deportista brindaría el triunfo a todos los que le arropan a diario, aunque reconoce no haber asimilado aún el reto. "Todo el mundo me felicita pero yo personalmente no me doy cuenta de lo importante que es hasta que vea el ambiente de la Villa Olímpica". Su percepción cambiará, tal y como reconoce, al oír los acordes del himno nacional. "Me emociona escucharlo. Y escucharlo allí no será igual que en el resto de los sitios. Entonces Sydney tendrá sentido".

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