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Maragall, un agosto de campiña

Monumentos, ermitas, fiestas mayores, castillos, ruinas iberas, pasacalles... nada de lo que ofrece un completo folleto turístico sobre los encantos del sur de Tarragona escapa del periplo estival que Pasqual Maragall está realizando este mes de agosto.El presidente del Partit dels Socialistes de Catalunya ha realizado en los últimos cuatro días -desde el pasado viernes hasta ayer- una ruta intensiva por el Baix Penedès, Tarragonès, Baix Camp, Ribera d'Ebre y Baix Ebre que le ha puesto en contacto con la realidad y las tradiciones de, como mínimo, 12 municipios del Camp de Tarragona y las comarcas del Ebro. No es el único político que conoce la rentabilidad de dedicarse sin tregua a hacer país, ver y dejarse ver, práctica habitual en periodos de campaña preelectoral, pero menos usuales en la angosta campiña que vive sumergida de lleno en el mes vacacional por excelencia.

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El atractivo ibérico de Calafell, la tradicional cena de Can Corbella, de paso por El Vendrell, una visita al veraneante Raimon Obiols en Saifores, una vuelta por Vistabella, cita en Sant Salvador, recorrido por los castillos y monumentos de Castelvell del Camp, Montbrió y Montroig... Aún más: inyección de cultura ibera en Tivissa y espectáculo teatral en el patio de armas del imponente castillo de Miravet, colocado en las alturas de un farallón sobre el río Ebro. Tras un descanso, pregón de fiestas mayores y proclamación de las pubillas en el pequeño y bucólico municipio de Paüls, comida en Tortosa y recorrido por la exposición del pintor Josep Niebla, ya de vuelta, en L'Ampolla.

Hubo mucho más en esta ruta. Tiempo para hacer cultura y conocer de primera mano que "Paüls, que fue durante siglos frontera de Cataluña, tiene una importante fábrica de plásticos, casas de turismo rural y mucha vida". Tiempo de ampliar conocimientos que, en opinión de Maragall, deberían buscar los estudiantes actuales "para no caer en el error de afirmar que su abuelo luchó en la guerra civil del bando de los cartagineses". Tiempo para ganarse la confianza de los ciudadanos, sin prisas, consciente de que ciertas presencias suscitan más apoyo popular si se realizan fuera de la campaña electoral.

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