Música que vuelve y arte que perdura

El ciclo 'Marcos históricos', del Festival de Santander, reúne a grandes intérpretes

Confieso cierta preferencia por el trenzado de sonidos y paisajes que propone el ciclo Marcos históricos, con el que el festival santanderino, en alguna medida, nos obliga a seguir los más bellos lugares de Cantabria de la mano de sus cantores. Sin salir de la capital, más de una vez, ascendemos desde el paseo a la catedral.Este año hemos asistido a una resurrección pues el grupo venido de Berlín retoma el nombre de aquella formación ejemplar y aquel maestro que se llamó Hans von Benda (1888-1972). Ahora, como es lógico, los profesores son otros, pero muestran ese nivel profesional de la escuela berlinesa. Cierto es que el maestro invitado, el polifacético Horst Sohm, no guarda mucha relación con su antecesor. Mas la excelente flautista Uta-María Lindemann elevó mucho el tono desde la segunda suite de Bach, mientras el conjunto mantiene la brillantez de Händel en sus músicas festivas para una celebración acuática y para otra de fuegos artificiales. Hubo orden y equilibrio, pero faltó matización y sobró mezzofortismo en los barrocos y en la breve página de Arvo Part escrita para in memoriam a su colega Eduard Tubin.

Otro "marco histórico" de excelencia: la Colegiata de Santillana del Mar. Por una tarde, dos intérpretes magistrales, el violinista Dimitri Sitkovetski y el violista Gérard Caussé, nos ofrecían música pura y honda, con los dúos de Mozart (en sol mayor, k. 423) y los de Bela Bartok, montados a partir de la erudición folclorística para transmutarla en perfecto y altísimo mensaje musical. Y quizá por la categoría de ambos maestros de la interpretación, encontramos ideal la transmigración del dúo violinístico a las dos voces de violín y viola movidas, dentro de la exacta coherencia, por el contraste de las personalidades y el sonido de Caussé y Sitkovetski. Un recuerdo inolvidable.