"Me insultan y gritan, dicen que necesito un novio"

Si tiene o no trapío depende, en parte, de los pañuelos, orejas o rabos que conceda. Su faena como presidenta de la Plaza de Toros de Valencia le obliga a no entrar al trapo y lucirse con el capote cuando embisten con insultos los más fieros de la lidia. No le viene de casta, porque es abogada. Pero entre la mucha afición y los ocho años como funcionaria al frente del Servicio de Espectáculos, salva novilladas y corridas sin sufrir estocadas. Pregunta. ¿Primera mujer presidenta de una Plaza de Toros?

Respuesta. Sí, y además de una Plaza de Primera. Será bonito contárselo a mis nietos.

P. ¿Por eso aceptó?

R. Cuando Fernando Coquillat, mi director, me lo propuso le dije que no. Pero lo comenté con amigos y uno de ellos estaba convencido de que había hecho lo mejor porque siendo mujer no debía aceptar. Bastó para que cambiara de opinión.

P. Y una vez metida en faena, ¿cómo lo encajaron los tres "hombres" con los que comparte presidencia?

R. Muy bien, tanto los dos miembros de la Policía Autonómica como el de la Policía Nacional ya me conocían.

P. ¿Con toreros y apoderados?

R. Alguno se creyó al principio que era una secretaria. Pero cuando lo dejas todo claro, ya está. Lo difícil es con el público.

P. ¿Le sacan pañuelos?

R. Me insultan, me gritan. Dicen barbaridades. Una de las veces un aficionado muy alterado vociferaba "a ésa lo que le hace falta es un novio".

P. ¿Qué dicen los suyos?

R. He decidido que ni mi marido ni mis hijas vayan a la plaza porque lo pasan fatal escuchando algunas cosas.

P. Además de fijarse mucho en la corrida, ¿de qué cosas se ocupa?

R. Entre otras, del desembarco de las reses, de comprobar que están en el peso, que todo se ajusta al reglamento.

P. Si cumplen, ¿por qué los entendidos piensan que ahora son más mansos?

R. No lo sé. Tal vez se han hecho cruces que han alterado la pureza o tal vez es que ahora se torea de otro modo.

P. ¿A quién prefiere en la arena?

R. No puedo contestar... Soy muy purista, lo que más me gusta es la faena de muletas. Para mí, el toreo es candencioso, es lento, es templando. Me sobran las fantasías, lo que no hace humillarse al toro.Prefiero momentos efímeros de belleza.