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Tribuna:Viajes
Tribuna
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MASA EN MICROESTADO

En busca del mogollónGuillem Martínez

- El puntazo. De vista. Hola. Voy en tren. Bajo del tren. El lugar donde bajo se llama a) estación, o b) Cerdanya. Según se mire. La vida son problemas de punto de vista. Ante un vaso de agua a la mitad, unos observadores dicen que está medio lleno, otros que está medio vacío, y otros espero-que-me-salga-gratis. - Donde el Estado pierde su nombre. Bueno. Cerdanya. Pirineos. Una cadena montañosa que ideó Hércules. Pujol, entonces, hacía la mili. Por un tratado, la mitad de la comarca es francesa y la otra mitad española. Los habitantes de ambas partes hablan catalán. En tiempos evadían pilotos británicos o contrabandeaban en catalán. En la comarca hay muchos matrimonios de señores y señoras de la misma comarca, pero con distintos pasaportes. Últimamente, los ayuntamientos de la comarca construyen y comparten instalaciones comunes para la parte francesa y la parte española. A la cosa resultante no le ponen la bandera de ningún Estado. En otro orden de cosas, en la Cerdanya es donde veranea la derecha telúrica catalana. Usuarios de CiU, medio pelo CiU y all-stars CiU y PP. Birulés y Piqué tienen sendas casitas por aquí. De estilo rusticodesgravador. La montaña -Heidi, Piqué-, siempre ha sido más de derechas. Incluso cuando la derecha va a la playa le sale un deje alta montaña. Si se fijan, el kit Ana Botella en la playa se parece notoriamente al kit señorita Rot-tenmeier -Heidi, montaña, derecha-. Los pueblos de la Cerdanya están prácticamente deshabitados en invierno. En verano no se cabe. No obstante, yo no vengo a la Cerdanya. Que estoy de paso. Voy a otro mogollón pirenaico. De hecho, es el mogollón pirenaico.

- La frontera. Voy a Andorra. Estado soberano. Península. Andorra tiene una historia divertida. Tan divertida como para lograr que el jefe de Estado de Andorra sean dos. Y, además, uno sea el presi de la República Francesa y otro el obispo de la Seu d'Urgell, de manera que si un día toda la curia planetaria coge un Concorde y se estrella, uno de los jefes de Estado de Andorra podría ser, por eliminación, el padre Apeles. Andorra es un valle, seis parroquias y una gran carretera que atraviesa la cosa de España a Francia, o de Francia a España, según se ve el vaso medio lleno o medio vacío. Llego a Andorra de la única forma posible, si no se dispone de helicóptero o del teletransportador del señor Spock. En coche. Desde el pueblo de la Cerdanya que he salido he tardado media hora hasta ver la frontera andorrana. Cuando la he visto, me he pasado una hora viéndola. La contemplación durante horas de una frontera es una de las posibilidades que ofrece el atasco de tráfico perpetuo que vive Andorra en verano.

- La frontera todo el rato. Los habitantes del atasco, a la media hora de compartir espacio vital, gastamos cierto compadreo y ciertas afinidades y cabreos electivos. Como los personajes de Gran Hermano. Esto ayuda a entender que Gran Hermano era, fundamentalmente, un atasco. El coche en el que voy está flanqueado por un coche con un par de andorranos en edad de tener las hormonas al bañomaría. Como todos los componentes de ese target andorrano, van con coche rojo y música chumba-chumba a toda leche. En otro coche hay un matrimonio español. Discutiendo. Ella no deja de repetirle a él la alocución ya-te-lo-dije. Se trata de la tercera alocución que, emitida por una dama, más hiere a un caballero con cierta sensibilidad. Le anteceden las alocuciones tranquilo-cariño-a-veces-pasa, y cariño-esta-noche-vamos-al-Pasapoga-con-el-matrimonio-Cascos. Para matar tiempo en el atasco hago una etimología de los atascos hispanos.

- Los dioses andorranos. Me sale que el primer atasco que aparece en la literatura peninsular lo idea Jardiel Poncela, en La Tournée de Dios, 1932. En esa novela Dios viene a la Tierra. Como hotel elige su país favorito. El día en que tiene previsto manifestarse en un descampado de las afueras de Madrid, los madrileños colapsan la carretera. Supongo que colapsar la carretera era algo tan improbable entonces que Jardiel lo utilizó como recurso humorístico. Cojo el móvil y llamo a Rafael Ramos, uno de los filólogos más cachas de mi generación. Le pregunto si es correcta mi suposición. Ramos me dice que le da igual, y que, en todo caso, el primer atasco descrito en la literatura es de Teócrito (siglo III antes de Cristo). Envío al garete a Ramos. Y decido quedarme con la posibilidad Jardiel. La posibilidad Jardiel indica que los atascos se forman para ver divinidades. El atasco en el que estoy, está formado para ir de compras a Andorra. Lo cual puede indicar que las compras son una moderna divinidad. Mañana, si llego a esa catedral de la divinidad free-taxes que es Andorra la Vella, se lo explico.

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