Lecturas borgianas de verano

José María Aznar habló ayer 22 minutos a la sombra de los jardines de Marivent para mesurar los 100 días de su nuevo Gobierno, de mayoría absoluta, de los que se siente "razonablemente satisfecho". Fue cuando abogó por "una España ambiciosa", en "una legislatura ambiciosa" y con "reformas profundas e importantes".El líder del PP antes de regresar a Oropesa, jocoso, dejó un aviso de entrenador de fondo a los informadores que le siguen al proponerles "un buen descanso" porque "les espera un trimestre muy fuerte".

Aznar aludió también a las que van a ser sus lecturas vacacionales. Arrullado por los cortejos de las tórtolas turcas asilvestradas que habitan el pinar del palacio porque roban grano en una harinera de Portopí y matizado por el temblor de las cigarras, desveló que, en poesía, va "a tener un verano bastante borgiano", en alusión a Jorge Luis Borges.

Otro de sus libros de ruta será una pieza sobre la crisis del sistema comunista y la caída del Muro, una crónica internacional de los años 90, para reflexionar sobre "uno de los momentos más trascendentes que puede haber vivido una generación como las nuestras". Lo explica Timothy Garton Ash en su Historia del presente.

A finales de mes, Aznar irá a Polonia para celebrar los 20 años del sindicato Solidaridad. Pero antes también leerá episodios más cercanos del combate contra la dictadura de Franco en la historia de Comisiones Obreras, un texto que le regaló el nuevo responsable de la central, José María Fidalgo. "Es muy interesante. Por cierto, no aparezco yo... Casi tampoco él. Ni yo ni él salimos demasiado", bromeó.